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Las normas dictadas por Landelino Lavilla permiten a Suárez replicar, pero no ser replicado

Adolfo Suárez tiene asegurada la confianza del Congreso de los Diputados, a la que se somete hoy, por una holgada mayoría que, según las consultas realizadas por EL PAIS y salvo imprevistos, puede fijarse en 184 votos afirmativos al programa que expondrá ante la Cámara. El punto negro de la sesión reside en la ausencia de debate, no suficientemente compensada con los monólogos sucesivos de las fuerzas políticas después de la votación y la reflexión subsiguiente. Las normas dictadas por Landelino Lavilla contienen, en cambio, la posibilidad de que el candidato replique, sin dar seguridades de que podrá ser contestado.

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El procedimiento arbitrado por el presidente de la Cámara, señor Lavilla, para la sesión de hoy, ratifica la voluntad de UCD contraria al debate previo, pero deja abierta la iniciativa al candidato para que haga uso de la palabra en momento distinto al de su declaración programática. Con base en esto, fuentes parlamentarias solventes manifestaron a EL PAIS que, en efecto, Adolfo Suárez, ante las numerosas críticas a su falta de disposición al debate, había contemplado la posibilidad de aprovechar la solemnidad de su investidura como primer presidente constitucional para bajar a la arena de una discusión parlamentaria espontánea y no leída.

Sin embargo, el señor Suárez desearía jugar en todo caso con la garantía de fondo de que no podrá ser obligado a ese debate, sino que será él quien únicamente pueda decidirlo. La norma que ha establecido el señor Lavilla dando pie a esta iniciativa del candidato, debería llevar consigo, en buena lógica, caso de ser utilizada por éste, una posibilidad de réplica por parte de la fuerza política contestada por Suárez. Pero esta interpretación no está avalada, desde luego, por el texto de la resolución del presidente del Congreso. Los socialistas estiman que, según la letra de la resolución presidencial, «Suárez podrá replicar a todos y no ser replicado por nadie», lo que consideran muy grave. El señor Lavilla, respondiendo a una pregunta de EL PAIS, aclaró que la facultad de réplica a las fuerzas políticas sólo residirá en el candidato a presidente. Para ello, el presidente del Congreso explicó que «no jugará la norma del artículo 60 del Reglamento de la Cámara, según la cual los miembros del Gobierno podrán hacer uso de la palabra siempre que lo soliciten».

« El Gobierno no podrá ser parte en el debate -añadió el señor Lavilla-, sino sólo el candidato en cuanto candidato.»

El señor Lavilla enmarcó la investidura dentro de un proceso político que viene a culminar y dijo que el dato previo del posible debate es, en todo caso, la votación. Señaló también que su resolución evitaba el debate previo, pero permitía la confrontación de las posiciones de las fuerzas políticas con la del candidato, con un alcance y proyección superior a la mera explicación de voto.

Sobre la cobertura televisiva del acto parlamentario, manifestó: «He pedido que el tratamiento de televisión sea equitativo y equilibrado». Respecto al anuncio de posible retirada del hemiciclo por parte de socialistas y comunistas, el señor Lavilla lo valoró como «factor no conveniente; la aparición en la prensa cuando se estaban preparando las normas es ya un factor negativo». En torno a la conveniencia de que el candidato a presidente del Gobierno diera a conocer la composición del Gabinete que preten de formar, el señor Lavilla estimó que es un hecho que queda a discreción del candidato, por lo que en el futuro será posible, si así lo desea el candidato correspondiente, dar a conocer el Gobierno antes de la votación de investidura. En todo caso, explicó que nuestra Constitución consagra la fórmula de confianza al presidente, no al Gabinete.

Las expectativas de voto que hasta ahora se han barajado han sido confirmadas por lo general. Sin embargo, como puede observarse en el cuadro adjunto, la posición de Convergencia i Unió, que parecía favorable al voto afirmativo, se inclina finalmente hacia la abstención, ante las escasas ofertas gubernamentales, según explicó ayer Jordi Pujol. El PNV, por su parte, se debatía anoche entre la abstención y el voto negativo. El PSA se inclinaba, en cambio, por el, voto afirmativo, tras haber obtenido seguridades de UCD en el sentido de que podrá formar grupo parlamentario.

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