El debate del programa de gobierno es habitual en las democracias
El nombramiento del presidente del Gobierno o primer ministro, la existencia o no de votación de investidura y la obligación de discutir o no el programa del nuevo Gobierno son distintos, según los diferentes países, puesto que el sistema democrático- parlamentario es diferente en cada uno de ellos. No obstante, puede indicarse que en los países más próximos a España es obligatorio,en unos casos, y costumbre habitual, en otros, el debate sobre el programa del nuevo Gobierno, generalmente acompañado de votación posterior.En la República Federal de Alemania, el candidato a canciller propuesto por el presidente de la República se somete al voto de investidura del Parlarnento, sin debate previo; una vez que se ha elegido al canciller, éste forma Gobierno, prepara un programa, y se presenta de nuevo al Parlamento.
En esta segunda comparecencia es donde se entra a debatir el programa correspondiente.
En Italia, la votación de investidura del primer ministro va precedida de un debate parlamentario, generalmente muy amplio, que incluso se prolonga varios días. En ese debate, el nuevo Gobierno presenta su programa y el Parlamento entra a discutirlo antes de la votación. Las Cámaras italianas se eligen por un sistema proporcional muy perfecto, que favorece su fragmentación, lo cual implica que no siempre existan mayorías muy claras; por tanto, los debates suelen ser un acto político importante para la alineación final de fuerzas en la votación.
En Portugal, es la propia Constitución la que establece, de modo preciso, el procedimiento de investidura. El programa del Gobierno ha de ser presentado a enjuiciamiento de la Asamblea de la República y puede ser discutido durante cinco días; antes de que se cierre el debate, cualquier grupo parlamentario está capacitado para proponer que el programa sea rechazado. La votación se establece precisamente sobre la moción o mociones que propongan rechazar el programa; para que prospere alguna de estas mociones es necesaria la mayoría absoluta de los votos de los diputados. Si ninguna moción de censura obtiene esa mayoría, queda aprobado el programa gubernamental. El sistema electoral portugués no es exactamente igual que el italiano, desde el punto de vista de la proporcionalidad, pero también viene a favorecer la fragmentación de la Cámara y, por tanto, la diversidad de soluciones posibles, que generalmente se decantan en el debate.
En Francia, las cosas funcionan de otro modo: el presidente de la República -que es elegido directamente por el pueblo- nombra un primer ministro y éste no necesita someterse a ninguna votación parlamentaria. Es costumbre que presente su programa a la Asamblea y en ese caso, la oposición está capacitada para presentar una moción de censura, pero en la práctica el Gobierno está a cubierto de problemas, si el primer ministro ha sido escogido por el presidente tras asegurarse de que los partidos de la mayoría están de acuerdo en su persona (el sistema electoral francés es mayoritario).
En Gran Bretaña, el caso es aún más claro: la Reina lee el discurso preparado por el líder del partido mayoritario, ante las dos Cámaras, y después se discuten los puntos principales en la Cámara de los Cornunes, aunque la votación, de producirse, no suele, representar un problema para la estabilidad gubernamental, porque el sistema electoral británico -mayoritario a una vuelta- garantiza prácticamente una mayoría clara al comienzo de cada legislatura.
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