El Gobierno de Teherán envía al "ayatollah" Taleghani a negociar con los kurdos
Tras una noche de relativa calma, que hizo pensar en la existencia de un alto el fuego, los combates entre fuerzas autonomistas kurdas y tropas del Ejército iraní continuaron ayer, por tercer día consecutivo, mientras el Gobierno del primer ministro, Mehdi Bazargan, enviaba al ayatollah Taleghani, el líder chiita más liberal, a mediar en el conflicto.
Las tropas kurdas mantienen cercado el cuartel general de la 28 división del Ejército central, presente en la región, y mientras intercambian fuego de ametralladora y fusil con los sitiados, desde Teherán se ha renunciado a enviar refuerzos a la región del Kurdistán, ante el temor de que se produzca una insurrección en toda regla en la zona noroccidental del país.Mientras, se teme que el número de muertos supere, en los tres días de lucha, los 250, con numerosos heridos. La agencia AFP analiza la situación originada con esta aparente rebelión separatista y opina que el futuro de Irán como país está siendo puesto a prueba en la región de Sanandaj, capital del Kurdistán.
Los azares del Noroeste, turcomanos en la zona del Caspio, baluchíes del Suroeste y hasta los árabes del Jzistán observan en silencio el desarrollo de una rebelión localizada, cuyo resultado puede servir de ejemplo para todos.
Al principio, el origen de la rebelión de Sanandaj surgió de un incidente sin importancia y no de las tensiones políticas y religiosas subyacentes. Sin embargo, al cabo de tres días de hostilidades, los militantes kurdos siguen atacando al cuartel militar de Sanandaj, lo cual representa una resistencia contra el poder central en el preciso momento en que Teherán trata de evitar el desmoronamiento de un Estado multinacional.
Además, la crisis de Sanandaj es importante desde otro punto de vista: por primera vez desde que comenzó la revolución iraní, hace cuarenta días, el Ejército nacional -que el pasado domingo desfiló por las calles de Teherán manifestando su apoyo al ayatollah Jomeini y al Islam- tiene la oportunidad de servir al nuevo régimen.
El portavoz del Gobierno, Ami Entezam, declaró el pasado martes que «el Gobierno aplastará sin misericordia cualquier acción contrarrevolucionaria». Previamente, Jomeini había advertido a los insurrectos de Sanandaj que el Ejército «se ha unido a la nación islámica», que «aquellos que lo ataquen atacarán al mismo tiempo al Islam».
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