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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
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Euskadi: clarificación y soluciones

Presidente del Consejo Nacional del PNV

Hace algunos,días me visitaba un amigo de la Baja Ribera de Navarra, al que se le tilda de pertenecer a la extrema derecha. «Mira, Carlos -me vino a decir-, quería hablar contigo porque personas que se proclaman vascas están molestándome con llamadas anónimas, y quiero aclararlo... Mis hijos me han llegado a decir que si a mí me pasa algo, el presidente del Euzkadi Buru Batzar... Yo ya les digo que tú no eres así, pero ... »

Yo le tuve que explicar a mi interlocutor las diversas fuerzas políticas y estrategias operantes en el espectro vasco, distinguiendo al PNV e izquierda radical vasca, partidarios de las vías políticas y sectores que rechazan las vías institucionales, partidarios de la lucha armada y matices existentes en su seno, y, en definitiva, que en Euskadi hay hombres y formaciones variopintas, como en Alemania o en España, donde nadie responsabiliza a Schimidt de lo que hace un hombre del grupo Baader o a Fraga de lo que hace un grapo. Y aunque parezca elemental, mi amigo necesitaba la explicación. Pero esta forma de confundir al nacionalismo más moderado con la radicalidad y aun la violencia no es un producto de la casualidad o la conclusión espontánea del hombre de la calle. Las fuerzas centralistas están jugando la baza de salpicar a cualquier fuerza vasquista con el descrédito de las acciones de ETA, y la manipulación es especialmente escandalosa en Alava y Navarra, donde se intenta provocar un rechazo de todo lo «genéricamente vasco», metiéndonos a todos en el mismo saco. Y así nunca se solucionará el llamado problema vasco, que, como todos los problemas, exige un planteamiento correcto, como, a mi entender, puede ser el siguiente:

1. Euskadi es un pueblo que tiene conciencia de tal, y que a lo largo de un proceso histórico complicado, bajo formulaciones no siempre claras ni unánimes, pero a través de una conciencia nacional progresiva, viene reclamando su autogobíerno. Ignorar esta realidad, combatirla desde la cerrilidad de un unitarismo trasnochado, o con las habilidades «martinvillescas» del divisionismo provincialista es agravar las cosas. ,

2. La mayoría de las fuerzas políticas representativas de Euskadi han plasmado tales aspiraciones en un proyecto de Estatuto, con el que tienen la convicción de que el pueblo vasco puede restablecer la paz y la convivencia, al ver atendidas en buena medida sus aspiraciones. Y los que han temido el fantasma del secesionismo saben que con tal Estatuto el Estado permanece incólume.

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Es inadmisible que al terminar la ponencia del Estatuto su labor, el representante más calificado del partido del Gobierno, que es minoría en Euskadi, advierta con salero cínico a sus colegas que les espera en la carrera de San Jerónimo (donde su partido es mayoría con la ayuda del resto del Estado).

Sacar adelante este Estatuto con rapidez es esencial para todos.

3. Aparte del contenido autonómico del Estatuto, preocupa esencialmente el problema de la integridad territorial de Euskadi: el problema de Navarra, donde se está atizando furiosamente una campaña divisionista, exacerban do un sentimiento navarrista antivasco en los sectores de las áreas más desvasquificadas, cam paña en la que el poder colabora celosamente. Hasta TV ha recorta do los mapas del País Vasco, que antes daba completos, acentuando ahora la dicotomía de lo vasco y lo navarro.

Aceptando la realidad de posiciones diversas, partiendo de la innegable pertenencia de Navarra a la comunidad vasca de la que es parte esencial, respetando su personalidad e instituciones, es preciso encontrar una fórmula asociativa, aunque sea muy específica, que resuelva este pleito, sin remitirlo irracional y maliciosamente a un referéndum que se supone controlado por las clases derechistas dominantes y sus poderosos medios de influencia sobre la opinión pública...

Éste es quizá el problema más espinoso cara al futuro, y si no se ve a tiempo es que aquí no hay hombres de Estado.

4. El PNV es la fuerza mayoritaria vasca que, a partir de un planteamiento constructivo y progresista en el orden socioeconómico, está tratando de conducir el nacionalismo vasco por sendas moderadas que hasta ahora pocos quieren entender. Descalifíquense planteamientos como los anteriores, y veremos qué soluciones quedan.

Un príncipe navarro, el malogrado príncipe de Viana, evocando las asechanzas que padecía por todas partes, tenía un lema que más de una vez he pensado que podría ser asumido como leyenda por el PNV: «Ultrimque me roditu.» A nosotros también nos roen por los dos lados: los que. nos consideran radicales, y los radicales, que nos consideran demasiado moderados. Por eso, uno se tiene que consolar con ese otro latinajo que dice, «in medio, virtus», y mantiene la esperanza de que el Poder sabrá, advertirlo a tiempo.

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