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El Gobierno francés considera muy difícil que baje el desempleo antes de 1983

«La movilización de todos los medios clásicos de la política macroeconómica (inversiones, control de precios, salarios, etcétera) permitirá mejorar el crecimiento y el empleo, pero no bastará para disminuir el paro hasta su nivel de antes de la crisis.» Tal es la conclusión emitida por los expertos franceses que preparan el octavo plan. El Instituto Nacional de Estadísticas francés ha hecho públicas sus primeras estimaciones, en el marco de los trabajos preparatorios del plan antedicho, según las cuales en el mejor de los casos el número de parados en Francia, al final del año 1983, sería de 1.600.000, es decir, 300.000 más que en el momento presente.

Hasta 1983, los expertos contemplan dos posibilidades. La «hipótesis optimista» consiste en la eventualidad no fácil de una coordinación de las políticas económicas y sociales en Europa occidental. En tal caso, los resultados para finales de 1983 serían los siguientes: 1.620.000 parados, con un crecimiento económico del 3,7 %. Para que esta hipótesis se realizara, los Gobiernos tendrían que actuar de manera directa en tres direcciones: aumentar las inversiones públicas, apoyar el consumo e intervenir en el reparto equitativo de los beneficios. Los mismos expertos convienen en que estas tres últimas «acciones» gubernamentales no son fácilmente previsibles. Por ello exponen la hipótesis pesimista como la más realista. En este caso, la cifra de parados en 1983, en Francia, sería de 1.774.000, con un crecimiento medio de producción interior bruta de 3,1 % y con una inflación del 6,6 %.El cálculo de estas previsiones se ha hecho teniendo en cuenta tanto la situación interior francesa como el entorno internacional. Este último se ha contemplado a la luz de lo que los expertos consideran como sus tres características determinantes: primero, la gran inestabilidad monetaria y, en este aspecto, se subraya muy particularmente la baja del dólar, que, según este estudio, sólo volvería a subir ligeramente en 1983. En segundo lugar, la emergencia de sectores industriales en los países que están en vías de desarrollo, y, por fin, como elemento internacional condicionante de las previsiones hasta 1983, se anota el aumento más o menos rápido del precio del petróleo. En resumen, los previsores del porvenir galo consideran como «historia» los niveles de actividad económica alcanzados hasta 1973, y, para lo sucesivo, advierten que será necesario un nuevo modelo de crecimiento basado en la reordenación de las condiciones y del tiempo de trabajo, en otro reparto de beneficios y en una nueva organización social.

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