La Asociación de la Prensa, al servicio de la libertad
Sólo quien consigue el título de licenciado en Medicina tiene derecho a ingresar en el cuadro médico de una clínica y ejercer la Medicina. Sólo quien tiene el título de licenciado en Derecho puede colegiarse en el Colegio de Abogados y ejercer la profesión. Sólo quien tiene el título de arquitecto puede ingresar en una empresa constructora y firmar proyectos de edificios.Sólo quien alcanza el título de licenciado en Ciencias de la Información, según el sistema universitario español, tiene el derecho a ingresar en una redacción y ejercer la profesión de periodista. Reducir nuestra profesión a la del peonaje que no necesita ni estudios ni título, en un mundo que se profesionaliza en todos los sectores, es lesionarla gravemente y contribuir de forma escandalosa al paro que azota hoy a centenares de compañeros. El carné de periodista se presenta a veces como un mito o una prebenda. No es ni debe ser otra cosa. que la simple credencial de unos estudios. El periodismo, para ser verdaderamente libre y responsable, exige cada, vez más los estudios y el título universitario. Lo demás es regresivo, es volver a la prehistoria periodística, al paniaguado, al familiar, al hijo de papá, al enchufado del partido, al amiguete y al hombre de paja.
Naturalmente que cualquier español puede escribir en los periódicos y colaborar en la radio o la televisión. La grandeza de la prensa reside en la libertad para acoger la opinión de todos. Abiertos deben estar siempre los espacios de diarios, revistas y emisoras para la letra o la palabra de todos los que tienen algo que decir. Pero escribir en los periódicos y ser periodista no es exactamente la misma cosa. Al fundador de Abc se le pasaban los años sin publicar una línea, como de igual forma le ocurre a ese gran, honesto y admirable periodista que es Jesús de la Serna.
La Asociación de la Prensa, fundada cuarenta años antes de que Franco subiera al poder, no tiene nada, en contra de otras asociaciones profesionales que, dentro de la ley, agrupen a los periodistas. Está también a favor de los derechos adquiridos en el ejercicio real del periodismo. Cree en las centrales sindicales, a las que corresponde, en una sociedad libre, la defensa de los derechos laborales de los periodistas que en ellas se sindiquen. Afirmar lo contrario, atribuir a la Asociación de la Prensa otros propósitos, es distorsionar la verdad. La Asociación de la Prensa, en fin, está a favor de la libertad. Si EL PAIS desea señalar a agrupaciones que tienen miedo a la libertad, seguramente las encontrará fácilmente entre las uniones de periodistas de los países comunistas.
Con su editorial, señor director, Periodistas y escritores: miedo a la libertad, ha oficiado, una vez más, la ceremonia de la confusión. La manipulación de este tema en una dirección tendenciosa está ya demasiado sobada y la conocen, ciertamente y por fortuna, la mayoría de los profesionales.
Presidente de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España
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