Reducción en el consumo de petróleo
Los PAISES occidentales industrializados han decidido en una reunión de la Agencia Internacional de la Energía, celebrada el 2 de marzo, en París, reducir el consumo de petróleo en un 5 % anual. La decisión corta por lo sano la discusión de si existe o no una escasez real de energía, y, al mismo tiempo, significa que los Gobiernos de los veinte países representados en la Agencia, que no incluye a Francia, pero a la que acaba de incorporarse Australia, tienen que reducir su demanda en unos dos millones de barriles diarios.Por fin los países consumidores han respondido con sensatez y con firmeza. Los altibajos en los suministros y las subidas de precios al contado están provocando una gran incertidumbre sobre el futuro y el valor de los aprovisionamientos, incertidumbre que se traduce, por un lado, en acusaciones a las multinacionales y a los países productores, y, por otro, en viajes de los grandes dignatarios occidentales, llenos de humildad, a los países del petróleo. En lugar de un nuevo Canosa mexicano, Estados Unidos ha decidido reducir en cincuenta millones de toneladas anuales ( un millón de barriles diarios) sus suministros de petróleo. Quizá esto influya en el tamaño de los automóviles o en los kilómetros recorridos a pie por los ciudadanos, lo que no es nada irreparable.
Por supuesto que las cosas no son tan fáciles en la realidad como en el papel es necesario instrumentar de un modo razonable la reducción del consumo de petróleo. En Inglaterra se ha creado una «unidad operaicional» por parte de la industria petrolífera para asesorar al Gobier no al tiempo que se ha decidido reducir el consumo de fuel-oil térmico y sustituirlo por un incremento del carbón. Pero, sobre todo, habrá que revisar los niveles de precios para canalizar a través del mercado las decisiones de conservación de productos petrolíferos.
En nuestro país seguimos esperando el plan energético. No se puede continuar aguardando un análisis global y es necesario comenzar a tomar decisiones parciales impuestas por los acontecimientos. En 1978 ha crecido en más de un 7,5% anual -como se hace observar en un reciente editorial de Información Comercial Española- el consumo de gasolina auto y gasóldos (aunque nuestros consumos sean todavía relativamente modestos en estos capítulos), mientras que continúa siendo exagerado el consumo de fuel-oil térmico y bajísimo el de carbón para quemar, y mientras prosigue a cámara lenta el desarrollo de la energía atómica. Las soluciones técnicas y políticas no son fáciles, pero las evidencias son suficientes como para tomarse en serio el hecho de que la escasez de crudos es un problema real y peligroso. En 1979, España está comprometida a reducir en unos 2,5 millones de toneladas su consumo de petróleo.
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