Los osos
Ahora que las ideologías se han reducido a la condición de siglas y los españoles a la condición de votantes, quizá el único y último español racial que va quedando sea el oso que se pasea por la cornisa de la cordillera cantábrica.El oso sí que es un integrista, el tío. Pero, como todos los partidos integristas, tiene poca base: no son más que cien. Me parece que no les van a dar opción,en el ventanuco televisivo. Entre el integrismo del oso y el integrismo de don Blas Piñar, yo me quedaría con el de los osos, puestos a ser selectivos, como se han puesto los de la tele, y no por nada, sino porque, en pura apelación a las esencias y al origen berroqueño de la patria, el oso es un poco antenor, por ejemplo, a don Raimundo, Fernández-Cuesta, que tan lúcidamente ha explicado el otro día en este periódico de qué va la Falange, que yo creía que era una cosa que, simplemente, ya no iba.
El oso cantabroastur estaba ya allí cuando Favila asistió a la llamada a filas de Don Pelayo y a la puesta en marcha de la patria como guerra o de la guerra como patria (viene a ser lo mismo). O sea, la Reconquista.
Nuestros queridos osos son una especie gravemente amenazada de extinción, como casi todas las especies integristas, de Menéndez Pelayo para atrás. Esto sólo puede remediarlo don Félix Rodríguez de la Fuente, pero no voy a decirle nada porque a lo mejor me cuenta que también se le ha enamorado una osa, y entonces Cristina Alberdi nos llamará falócratas en lo de Íñigo, delante de la media España que toca Los sitios de Zaragoza con un candado, y eso, quieras que no, nos duele mucho a la otra media España.
-De cuerpo no estás mal -me dijo Cristina Alberdi a la salida-.. Pero me extraña que te digan piropos con esa cara.
Lo que prueba que también las feministas van al bulto y se fijan donde no deben. Si hay un machismo y un integrismo que salvar, yo salvaría al oso cantabroespañol. El oso sí que es un ultra y por eso me cae a mí. Fraga, a su lado, parece un liberal.
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