Juan Pablo II, el profeta polaco
En el International Herald Tribune de 21 de enero apareció un artículo de G. Overholser cuya lectura me atrevería a recomendar al editorialista de EL PAIS del 1 de febrero.El conocido diario cita el informe Sullerot, según el cual la disminución de la natalidad acaba por empobrecer un país. En cambio, su editorialista, atento a «meterse» con el Papa -esa impresión da, al menos-, se aferra a los manoseados argumentos antinatalistas y lamenta la defensa de la vida en la familia que ha hecho Juan Pablo II.
Siempre ha sido incómodo revisar ideas preconcebidas y hace falta una cierta dosis de valor para reconocer los prejuicios y romper con ellos; si EL PAÍS -aunque presuma de lo contrario- piensa seguir preocupado por conservar los mitos de la década de los sesenta, acabará por perder el tren. También hay conservadores de izquierda.
Mire usted: Juan Pablo II resulta desconcertante; podrá aceptarse o rechazarse su magisterio, pero sólo un insensato osaría decir que ha optado por el conformismo. ¡No! Hay algo tremendamente nuevo en este profeta polaco. Aunque sus colaboradores no se enteren.
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