La Administración no prevé problemas de desabastecimiento petrolífero derivados de la situación de Irán

La paralización de los yacimientos petrolíferos de Irán, como consecuencia de la grave crisis que afecta al país, ha provocado importantes tensiones en los mercados internacionales de crudos y una creciente inquietud en los países occidentales.Mientras todos los países exteriorizan su preocupación y anuncian medidas, con más o menos dramatismo exagerado, el Gobierno de España mantiene un absoluto silencio, no exento del consabido electoralismo. Con la consigna de dejarlo casi todo para después de las elecciones generales, expertos de la Administración y el sector mantienen, no obstante, periódicas reuniones en las últimas semanas para analizar las repercusiones de la crisis iraní.

En estos momentos, las reservas de productos energéticos, tanto crudos por refinar en depósito o en trayecto como productos refinados, suponen una garantía de abastecimiento de algo más de cien días, según fuentes oficiales. Esta reserva es claramente insuficiente si continúa la crisis iraní y, por ello, se trabaja en estos momentos en la ejecución y posible ampliación de contratos con otros suministradores. No se descarta la adquisición de productos refinados en el mercado si ello fuera posible a precios razonables. Sin embargo, no hay ninguna probabilidad de que se adopten medidas serias de ahorro energético o de modificación de precios a niveles disuarios, o cuando menos realistas, hasta tanto no culmine la convocatoria electoral.

Los suministros de crudos se están cumpliendo -según fuentes oficiales- con regularidad, y no hay motivos inminentes de alarma, dicen altos cargos de la Administración. Se ha conseguido anticipar algunas entregas por parte de Irak, país que suministrará este año, según los contratos previstos, cinco millones de toneladas de crudos, dentro de la partida sometida a comercio de Estado (cuota de Comercio a cargo de Hispanoil), que representa el 45% del suministro total.

El mayor problema para garantizar el abastecimiento de los 51 millones de toneladas de crudo, previstas en el plan de combustibles para este año, radica en el hecho de que hay un margen amplio de más del 15 % no contratado que se pensaba cubrir en el mercado libre spot (de entrega inmediata), que el pasado año permitió ganar unos centavos de dólar en cada barril y resultó rentable a las refinerías por la abundancia de crudo en el mercado. En esta ocasión, las lanzas se tornan cañas y las partidas spot en el mercado se cotizan a precios insospechados, que en algunos casos han alcanzado cotas de hasta veinte dólares barril. Algunas refinerías tienen problemas para cubrir su cupo de suministro libre y reclaman apoyos oficiales.

México, Venezuela y la URSS, productores calificados en estos momentos de seguros y estables, registran este año también un papel más importante en la cobertura de nuestras necesidades de crudos, ya que conjuntamente aportarán 3,4 millones de toneladas. No se descarta en estos momentos la firma de nuevos contratos con ambos países, especialmente con la URSS, para tratar de ampliar sus entregas.

Otro elemento de cierta estabilidad es el suministro directo de Hispanoil, especialmente concentrado en sus permisos de Dubai, que permitirán cubrir 4,4 millones de toneladas durante este año.