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El cardenal Tarancón hace un llamamiento contra el hambre en el mundo

El arzobispo de Madrid, cardenal Tarancón, ha hecho una llamada de atención a los Gobiernos de los pueblos desarrollados para que contribuyan a que deje de existir el hambre en el mundo. Monseñor Tarancón afirma que «existen pueblos subdesarrollados. No tienen por sí mismos los medios indispensables para potenciar su propio desarrollo. Son muchos millones de hombres los que pasan hambre. Carecen hasta de lo más elemental para mantener su vida. Todos coinciden en que esa realidad es un auténtico escándalo ante una sociedad de consumo en la que el afán de poseer, aun cosas superfluas, es impulsado continuamente por una publicidad exacerbada».El cardenal Tarancón recuerda que, a pesar de que «Juan XXIII cargó sobre la conciencia de los pueblos desarrollados, sobre todo, de los pueblos ricos, la responsabilidad de este hecho que rompe la solidaridad humana.... lo cierto es que, a pesar de todo, de los llamamientos de los papas, que deberían encontrar un eco favorable en todos los cristianos., y de las recomendaciones de los organismos internacionales, que deberían despertar la responsabilidad de todos los hombres de gobierno, la realidad del subdesarrollo del hambre es una lacra de nuestro mundo. La campaña del hambre, que quiere presentarse ahora con el título de manos unidas, para expresar mejor la solidaridad de todos los pueblos y de todos los hombres, quiere paliar, en cuanto sea posible, esa angustia de tantos hermanos nuestros, y quiere, sobre todo, inquietar la conciencia de todos los que podemos llevar una vida digna sobre este drama de la humanidad actual».

Recuerda también el cardenal Tarancón que «no se trata tan sólo de un acto de generosidad, sino del cumplimiento de un deber que se impone a todos, especialmente a los cristianos, cuando miembros de nuestra misma familia humana padecen hambre, cuando tantos niños sufren y hasta mueren por carecer de lo más indispensable para conservar la vida y mantener la salud. Ni se trata tan sólo de un acto de caridad, aunque tenga que estar inspirado por esta virtud cristiana, sino de un acto de verdadera justicia, ya que Dios ha creado las cosas de la tierra para que todos los hombres puedan tener cuanto necesitan para vivir dignamente ».

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