Trabajo, huelgas y productividad
«(...) Hay que llamar la atención a la patronal y a los sindicatos porque no vemos que avancen negociacione efectivas en orden a una suavización de las tensiones laborales por algunos meses. La patronal parece dispuesta a vender caros los convenios, y en esas condiciones es lógico que los sindicatos presionen con el instrumento de la huelga. Ni patronal ni sindicatos pueden volver sus ojos en estos momentos al Gobierno, ya que, convocadas las elecciones generales, éste se encuentra, de hecho, en situación de transitoriedad. Podrá enjuiciarse y recriminarse al Gobierno lo que hizo o dejó de hacer en los últimos meses de 1978 en orden a la búsqueda de equilibrios económicos concordados; pero, tras la disolución de las Cortes, el esfuerzo de patriotismo y sentido común para que la campaña electoral discurra en un ambiente de tensiones laborales moderadas corresponde casi en exclusiva a las organizaciones representativas de patronos y trabajadores. (...)Ahora bien, del mismo modo que es inaceptable la demagogia empresarial, que quiere presentar los actuales conflictos laborales como un medio de presión ante las urnas -¿a beneficio de quién?-, también hay que hacer una llamada al conjunto de los trabajadores respecto al descenso alarmante de productividad.
Por supuesto que la productividad es uno de los conceptos de más dificil mensuración; pero, con todo y esta salvedad, no cabe duda de que nuestro país ofrece uno de los índices de productividad más bajos de Europa y que esto es una grave amenaza para el proceso, apenas iniciado de recuperación económica.
Estamos con los trabajadores en la defensa de sus legítimos derechos, de que el salario no pierda valor adquisitivo, de que se articule de una vez la efectiva representacion sindical dentro de las empresas. Pero entendemos que el interés más auténtico de la clase trabajadora está vinculado a la productividad. Nunca diremos "no"al legítimo uso del derecho de huelga, que es un derecho constitucional, ni aceptaremos demagógicos llamamientos a su limitación o renuncia. La fuerza del trabajadores, precisamente, su trabajo. Politizan las huelgas quienes pretenden confundir a la opinión pública calificándolas de políticas, no los trabajadores.Pero esa fuerza del trabajo tiene dos caras: la huelga y la productividad. Entendermos que el trabajador ha de ser tan inflexible en la defensa de su derecho a la huelga como en el impulso de la productividad.»
25 enero
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