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Reportaje:Comisarías, insuficiente base del aparato de seguridad/2

Usera, periferia sur: "Ahora vamos a hacer los calabozos"

Desde esta comisaría se pretende controlar lo que pasa en un distrito que abarca los dos Villaverdes, San Cristóbal de los Angeles, Ciudad de los Angeles, Orcasitas, Usera, colonia San Fermín, Carolinas y otras colonias y barrios menores, con un total de más de 300.000 personas.Cada comisaría tiene sus peculiaridades propias, a pesar de los factores comunes. Quizá la característica física más distintiva de la comisaría de Usera consista en que carece de calabozos. «Es la única comisaría de España que no tiene calabozos», asegura el personal que trabaja en ella.

Los calabozos se hallan a tres o cuatro kilómetros, en un local municipal prestado al efecto. «Allí llevamos a los detenidos, después de hacer las diligencias y antes de pasarlos al juez. A veces, cuando ya los hemos trasladado, recordamos que faltó preguntarles algo, y vuelta a por ellos.»

Este defecto, no obstante, está próximo a solucionarse. Ya se ha aprobado un presupuesto para realizar una pequeña obra en las dependencias actuales, a fin de habilitar unos calabozos, mientras se construye la nueva comisaría.

La actual se ubica en el bloque número 103 de la Ciudad de los Angeles. Es un local del Documento Nacional de Identidad, que ha prestado la mayor parte del espacio para los fines de la comisaría. Ocupan una planta sótano, donde están el archivo y el destacamento de la Policía Nacional (antes Armada); en la planta baja, la Inspección de Guardia y el servicio de DNI (que no depende de la comisaría) y, en la planta superior, los despachos del jefe, segundo jefe, secretaría, los dos grupos de policía judicial y el departamento de certificados de buena conducta.

Estos locales son relativamente nuevos, pero resultan estrechos. Funcionan desde el 12 de mayo de 1976.

Tales deficiencias esperan ser resueltas dentro de un año, aproximadamente, pues ya han sido adjudicadas las obras de construcción de la nueva comisaría de Usera, que se instalará al lado de la actual, en los bloques 109,110 y 111.

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Población obrera y periférica

El distrito de Usera absorbe a una población de 300.000 habitantes, en su mayor parte obrera.

En esta zona periférica abundan las fábricas en general, y metalúrgicas, eléctricas y de construcción, en particular. La residencia sanitaria Primero de Octubre supone también un centro generador de gran actividad que repercute en la vida de la comisaría. Por lo demás «y en comparación con otras zonas madrileñas, no Puede decirse que aquí abunden los bares o discotecas, aunque los hay, ni los centros educativos, que no -hay más que unos cuantos de enseñanza primaria o media», dice el comisario jefe, Jesús Maroto.

Ante este ambiente, la preocupación mayor de la comisaría no es, como quizá pudiera pensarse, la derivada de conflictos laborales.

Los mayores problemas parecen más bien «originados por la incultura y las deficiencias urbanísticas y sociales del distrito».

El mayor número de denuncias está constituido por las sustracciones de vehículos -unos quince o veinte diarios-, los accidentes de tráfico, robos y atracos. Apenas se producen delitos de sangre y, en alguna ocasión, delitos de tipo sexual, como ocurre actualmente con un violador -al parecer siempre el mismo hombre-, que repite sus actuaciones por la barriada de Rafaela Ibarra, si bien lleva una temporada en que no ha dado señales. Otros conflictos han estado motivados por causas de carácter social muy concretas, como es la deficiente vivienda y el chabolismo en numerosas áreas del distrito; así se han dado casos de desalojos de viviendas vacías que hablan sido ocupadas de improviso por familias que no tenían donde vivir.

Mucha delincuencia juvenil

Dentro de este panorama, la delincuencia que más guerra da a esta comisaría es la delincuencia juvenil. Bandas de muchachos (chicos y chicas) de edades cornprendidas entre los trece y diecisiete años «que constituyen un verdadero peligro social».

«Cogen un coche a punta de pistola y con él hacen luego mil barrabasadas más. Cada día estan mejor organizados. Raro es el que no tiene una pistola, un cuchillo, una escopeta, algo con lo que intimidar. Se les detiene, y a los pocos días están otra vez en la calle. Los centros que para ellos prevé el Tribunal de Menores no reúnen condiciones, Se escapan en cuanto llegan. O bien el juez considera que sus padres los controlan mejor, aunque, a veces, sus propios padres están deseando deshacerse de ellos. Son chavales que no quiéren ir a la escuela, que no quieren trabajar o que no encuentran trabajo, pero la mayoría son así porque no quierén ser de otra manera.»

«El otro día, uno de ellos, para probar una escopeta, disparó sobre un gato en la calle y lo destrozó. Estos delincuentes tan jóvenes, precisamente por la inconsciencia que produce su edad, son capaces de cualquier cosa, de lo primero que se les viene a la cabeza; tienen una osadía, un arrojo, una locura fuera de lo normal.»

La banda del Gasolina

«Hace poco desarticulamos la banda del Gasolina, un muchacho de catorce años, sobre lo que ya se dio información a la prensa. Por fin se consiguió que, a la vista de su historial, algunos de ellos fueran recluídos en la prisión de Zamora, pero ya están, todos fuera otra vez. En una semana reafizaron 47 atracos. Son tremendos. Tienen una movilidad pasmosa.»

«Uno de ellos, que le dicen Fitipaldi, tiene que ponerse guías telefónicas en el asiento del coche para poder conducir porque no aicanza a ver por el cristal parabrisas. Otra chica, el mismo día que cumplía catorce años, se acercó por la noche a un bar, pistola en mano y amenazó a cuantos se encontraban allí para llevarse vanos paquetes de tabaco; lo había hecho porque la pandilla pernoctaba en una furgoneta en el barrio de San Fermín y, esa noche, de pronto, se dieron cuenta de que no tenían cigarrillos. Otro de ellos, que era sevillano, resultó muerto cuando atracaban una joyería; el joyero, un guardia civil retirado, disparó sobre él, pero fue herido a su vez por el sevillano, que aún disparo su escopeta antes de caer. Son tremendos. Otro día coincidieron paralelos junto a un coche patrulla ante un semáforo en rojo. Iban seis y, al darse. cuenta de que resultaban sospechosos a los policías, arrancaron a toda velocidad sin esperar,el verde. En la persecución, de pronto, los chicós doblaron bruscamente por una calle pe rpendicular e hicieron que el coche patrulla que los seguía de cerca se estrellara contra una pared y varios policías resultaron heridos. »

«Son bandas que por la mañana te hacen un atraco aquí y por la tarde cometen otro en Valladolid. Dentro de su locura están bien organizados. Conocen hasta los turnos de los controles policiales nocturnos.»

Desborda el trabajo

En total, son 42 personas para cubrir el servicio, permanente de las veinticuatro horas diarias, y escasos medios. Veinticinco funcionarios del Cuerpo Superior de Policía (un comisario jefe, un comisario segundo jefe, dos subcomisarios -uno de los cuales hace función de secretario- y veintiún inspectores), cinco señoritas para los trabajos auxiliares y burocráticos y doce miembros de la Policía Nacional (un sargento, un cabo y diez policías). En cuanto a medios materiales: teléfono, radio y télex conectado con la Dirección General de Seguridad; dos coches del tipo K (carnuflados, es decir, coches de apariencia normal), dos pockets (radiotransmisores de bolsillo) y las pistolas y metralletas correspondientes. El comisario jefe, Jesús Maroto, ha reunido a sus hombres, los. que en esos momentos se encuentran en las dependencias policiales.

-Hace dos años aquí había dieciséis companeros más. Sus puestos no, se han cubierto, señala uno de los inspectores.

-No se pueden considerar como medios suficientes una pistola, dos metralletas y dos. coches, que uno de los cuales está cada dos por tres en reparación, comenta otro.-Sería necesario que dispusiéramos de más aparatos de radio, de instrumentos que nosotros llamamos testigos y que sirven para dejar señales en lugares que interesan, bien para un seguimiento, para una vigilancia, etcétera, apunta un tercero.

-Y un gabinete técnico propio de la comisaría. Es imposible comunicar con el central, manifiesta un cuarto policía.

El comisario jefe es veterano de numerosas comisarías. interviene y dice: «Yo creo que éste es un problema, en efecto, de falta de personal, pero también de mala distribución. Y de tener que hacer cosas que resultan impropias de un Cuerpo Superior de Policía, especialmente. la mayor parte de lo que acarrean los juzgados municipales.» Sus hombres están de acuerdo.

«Tenemos que hacer de recaderos: avisar a un señor que le ha sido impuesta una multa, averiguar de quién es el perro que ha mordido a un niño; que si haydisgusto en una comunidad de vecinos porque a una vecina se le ha inundado la cocina... Esto. supone una gran pérdida de tiempo, entre gestiones y diligencias.»

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