La huelga y sus molestias

El que suscribe esta carta es un trabajador que desarrolla su actividad administrativa en Las Rozas (Madrid).No pude tomar «el cercanías» que utilizo normalmente para trasladarme y tuve que hacerlo en la camioneta, que me supone una molestia adicional, al estar mucho más distante de mi domicilio.

También, como otros días, fui

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leyendo el periódico durante los tres cuartos de hora que supuso mi recorrido. Y bien, por la tarde, otro tanto. Pero nada más.

La huelga de trenes, en mi caso particular, me obligó a levantarme media hora antes y a sufrir alguna que otra molestia, como apretones y paseos que no tengo otros días, lo cual yo acepté con deportividad al no ser algo que suele ocurrir todos los días. Pero mi ánimo era el de siempre.

Otro ánimo, sin embargo, me produjo la lectura de la prensa . Lo que yo hasta entonces asumía como normal -las molestias de una huelga - se me presenta como algo excepcional. ¿Será que yo siempre he aceptado la huelga como un derecho del trabajador para defender sus intereses y, los señores que escriben esos titulares lo consideran como una guerra? No creo que sea así, pero de verdad, creo que da que pensarlo.

Otra cosa hubiera sido la profundización en el fondo del conflicto. Yo noto falta de interés en la prensa por analizar el fondo de temas que trata. Me gustaría leer de cuando en cuando algún estudio, en el que se analizara -y donde el periódico se comprometiera - en la necesidad de tal o cual huelga, o cuando menos los lectores -nos enteráramos de los fines últimos de estas medidas tomadas por los sindicatos.

Por otra parte, creo que cuando la prensa presenta hechos como la huelga de ayer con grandes titulares, no contribuye precisamente a crear un clima de normalidad, y en definitiva perjudica a los propios trabajadores. De la lectura de los periódicos, a veces parece deducirse que se avecinan grandes males, ante los anuncios de que se van a discutir convenios. ¿Es que los convenios producen necesariamente huelgas? Creo que los periódicos perjudican, con sus titulares alarmantes, la imagen de un derecho normal de los trabajadores como es la huelga, derecho, por otra parte, que los obreros y los sindicatos deberían utilizar con moderación si no quieren que se vuelva contra ellos mismos.

Y pido todo esto a la prensa, sabiendo que se puede hacer, porque mi estancia como trabajador en Ginebra me permitió verlo en la prensa de ese país.