Despliegue policial contra ETA a ambos lados de la frontera

Con la llegada de 2.000 nuevos policías al territorio vasco, el anuncio del traslado a Bilbao del inspector Conesa, con sesenta tuncionarios de la brigada operativa, y la colaboración del cuerpo de Aduanas español con el francés en lo que puede considerarse en la práctica un «cierre» de fronteras, parece completado un amplio dispositivo policial en torno a ETA.

Por otra parte, en las localidades vascas del sur de Francia se observaba ayer un gran despliegue policial.Además de las unidades de poficía francesas que desde el sábado permanecen en servicio, a fin de evitar manifestaciones o encierros, a la zona han llegado compañías de CRS (Cuerpos Republicanos de Seguridad) procedentes de Burdeos, Pau y Mont de Marsant. Estas fuerzas especiales instalaron controles en carreteras y accesos a las localidades vasco-francesas y llevan a cabo tareas de identificación de cualquier persona que resulte sospechosa de permanecer en Francia sin la documentación de residencia en regla.

Estas medidas son especialmente duras en la frontera francesa con las provincias vascas, donde la policía impide la entrada a territorio galo a ciudadanos vascos que no justifiquen residencia, negocios, estudios o trabajo en aquel territorio. Esta medida ha sido impuesta, al parecer, por la Administración francesa para impedir la llegada a los territorios vasco-franceses de jóvenes que pudieran llevar a cabo manifestaciones de protesta por el atentado sufrido el sábado por Jolé Manuel Pagoaga Gallastegui, Peixoto. Ya en la mañana del domingo, policía francesa y compañías de CRS disolvieron a grupos de manifestantes que en número de unos trescientos trataban de manifestarse por las calles de, San Juan de Luz para protestar por este motivo.

Aunque por parte española no se produjo «cierre» de fronteras, sí se observaba ayer colaboración de los servicios aduaneros con las medidas de la Administración francesa. Al parecer, se impidió el paso de la frontera a coches ocupados por jóvenes que no justificaran el motivo de su traslado a Francia. Otras personas que, habiendo traspasado la aduana española, no eran aceptadas por la policía fronteriza francesa eran obligadas por los servicios de aduanas españoles a regresar a sus puntos de origen.

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