Trampa para peatones

Considero un deber denunciar públicamente el asesinato consentido del que fui testigo el pasado día 2. En efecto, podemos considerar así, o bien de trampa salvaje para peatones en esta selva de tráfirco madrileña, la instalada estratégicamente, en la confluencia de la ronda de Toledo con la glorieta de Embajadores.La instalación semafórica, allí existente regula el paso de los peatones hasta la mediana de la ronda de Toledo, no pudiendo rebasar dicha mediana durante el lapso de tiempo que tarda el semáforo del lado opuesto en permitirlo. Este sistema discontinuo de paso parece hacerse preciso en múltiples puntos en aras de la mayor fluidez y, a pesar de su mayor peligro para el indefenso peatón, hemos de soportarlo. No obstante, la verdadera trampa surge cuando esas señales reguladoras e indicativas del paso son insuficientes, o lo que es peor, están mal situadas induciendo al peatón, como en este caso, a pisar la trampa, ya que desde el lateral derecho de la zona de paso se ve al frente diáfana la luz verde, pasando inadvertida la roja situada al lado izquierdo de la línea central.

Creo que el organismo competente debería extremar el cuidado en la señalización adecuada de todos estos pasos complicados como obligación previa y no esperar a contabilizar la cifra de víctimas totales por año para empezar a estudiar los motivos de esos puntos negros.