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Destacados líderes políticos catalanes estuvieron vinculados al proyecto

El difícil marco geográfico de Barcelona impide su crecimiento. La solución quiso hallarse, bajo el franquismo, remitiendo la financiación de tres vías a través de la sierra de Collcerola a una empresa privada. Pero este procedimiento, en el que la especulación urbanística jugaba su papel, se encuentra en vía muerta. El problema persiste, y el futuro Ayuntamiento democrático de Barcelona deberá afrontarlo. En el proyecto tuvieron destacada participación hombres con notable presencia en la vida política catalana.

José María de Porcioles acudió en 1967, cuando era alcalde de Barcelona, a la financiación privada para tratar de poner en marcha el proyecto de los túneles del Tibidabo, mediante la adjudicación de las obras de los túneles y autopistas, así como la posterior explotación de los mismos, a una empresa privada: Tabasa (Túneles y Autopistas de Barcelona, SA), constituida paralelamente a la incoación del expediente de concesión.Tabasa la crean Bankunión, el Banco Atlántico y Antonio Lleo de La Vina, en julio de 1967. El presidente del consejo de administración es Alfonso López Rodó, hermano del entonces comisario del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó. Muy pronto el capital se amplía y queda repartido de la siguiente forma: un 50% para Infraestructuras, SA, un 33% -para Bankunión y el 17% para el Banco Atlántico y otros bancos catalanes.

Infraestructuras, SA, poseía a su vez una fuerte presencia en su capital de la Liga Financiera vinculado a su vez a capital norteamericano-, un 15% del capital de Infraestructuras estaba en manos de Banca Catalana y otros bancos, mientras que Banco Industrial de Cataluña -vinculado a su vez a Banca Catalana- poseía el 50% restante del capital. Cabe recordar que el vicepresidente ejecutivo de Banca Catalana, hasta su cese para dedicarse exclusivamente a la política, era Jordi Pujol.

Roca, abogado de Tabasa

En diciembre de 1969, Enrique Masó -que posteriormente iba a ser, en mayo de 1973, alcalde de Barcelona -es designado presidente de Tabasa, mientras Alfonso López Rodó queda como miembro del consejo de administración. Poco después aparece relacionado directamente con Tabasa Miguel Roca Junyent, hasta hace poco diputado de la Minoría Catalana. En junio de 1970 se dan poderes a Roca Junyent para actuar como abogado en representación de Tabasa. Hoy Roca Junyent es un claro precandidato a la alcaldía de Barcelona, mientras Enrique Masó muestra signos de una posible -pero difícil- reaparición en la vida política.En diciembre de 1968 se firma la escritura de adjudicación entre el consorcio de Túneles del Tibidabo y el presidente de Tabasa, Enrique Masó. El Ayuntamiento de Porcioles consigue que los compromisos con Tabasa sean de dos tipos. Por un lado, Tabasa se responsabilizará únicamente con el Ayuntamiento de la construcción de varias vías de unión entre el primer y segundo cinturón de ronda. El pago de los trabajos corresponderá únicamente al Ayuntamiento y será en efectivo. En este apartado no aparece el consorcio. Por otro lado, Tabasa se compromete con el consorcio -del que el Ayuntamiento es sólo una parte, si bien mayoritaria- en la construcción de los túneles y autopistas de la sierra Collcerola, que incluye la montaña del Tibídabo.

El 28 de agosto de 1971 se inicia la galería de avance del túnel de Vallvidriera, el situado más hacia el Suroeste, que debía concluir en octubre de 1972. Se trata de un auténtico túnel de dos kilómetros y medio de longitud, con una sección de cuatro metros y medio de alto y cuatro de ancho. Esta galería de avance es la que permite el trabajo de la maquinaria pesada que, en su día, tenía que permitir efectuar el túnel definitivo.

Pronto apareció el gran problema: la financiación. Porcioles había lanzado una operación que mostraba lagunas de todo orden. La más importante era la desastrosa situación de las finanzas municipales. El alcalde franquista se movía en base a ideas de amplio alcance. Su convicción profunda era organizar para 1982 una gran exposición universal en Barcelona. Los terrenos idóneos eran los de la comarca del Vallés, accesibles para aquella fecha con toda facilidad, si eran construidos los túneles.

Las tres formas de financiación de Tabasa -que era un intermediario financiero, no mecenas- eran, como dijimos ayer, los pagos directos de los entes consorciados, el peaje y la gestión urbanística de los terrenos afectados por inmensas plusvalías. El primero de los caminos -el pago directo- flaqueó casi de inmediato. El Ayuntamiento de Barcelona pagó muy poco y mal, hasta que dejó de pagar, actitud en la que persevera desde hace años.

La llegada del presidente de Tabasa a la alcaldía, en mayo de 1973, no arregló las cosas, sino que, por el contrario, Enrique Masó no quiso ser acusado de servir a intereses privados y no pagó en absoluto a Tabasa. Debía ser con el siguiente alcalde, Joaquín Viola, cuando el tema entró en su actual etapa, caracterizada por un intento de que el Ministerio de Obras Públicas asuma los desastres de la imprevisión y grandiosidad franquistas en el terreno municipal.

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