Don Torcuato
Don Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, duque de Fernández-M¡randa y Toisón de Oro, ha vuelto a las Cortes. ahora a quedarse para siempre, en el retrato que le ha hecho don Félix Revello de Toro:-Qué error, don Torcuato, qué inmenso error.
Lo que le dijeron a usted cuando se sacó a Suárez, es lo que tenemos que repetirle ahora. Qué error, qué inmenso error. Y si en el caso de Suárez parece que el señor De la Cierva se confundió de autogiro, en el caso de Revello de Toro, yo le prometo que no me confundo, don Torcuato, porque usted, jubilado, retirado y toisoneado, se merecía algo mejor.
Hay retratistas de cámara que retratan para las enciclopedias y hay retratistas de verdad que retratan haciéndole a uno la autopsia en vivo, como Alvaro Delgado entre nosotros, por no ir más lejos o no venir más cerca. Hay, finalmente, genios posibilistas que lo han hecho todo a la vez, como Goya y Velázquez: el retrato áulico y la radiografía purulenta, o sea el retrato de Dorían Gray. Revello de Toro, portadista de la novela rosa de la vida social madrileña. es poco para usted. don Torcuato.
Acaba de decirlo Camilo José Cela:
-Los políticos. en general. me Parecen gente muy de segunda fila.
Hay que ser un poco de segunda fila, o de fila india, don Torcuato, para dejarse embalsamar por la posteridad mediante las manos de ciertos artistas. Nadie elige su amor, según Machado, pero cualquiera puede elegir su pintor, y cuando todos los políti.cos del posfranquísmo eligen a Revello, como los del franquismo elegían a Segura, es que algo grave pasa en la política.
Pero usted, don Torcuato, que nos trajo la reforma rupturista o ruptura reformista, usted que se inventó a Suárez como decia Borges que Roger Caillois, ahora fallecido, le había inventado a él, usted no debiera pasar así a la Historia ni a los pasillos de las Cortes, entre el Toisón y el re vellón.
He visto el retrato. don Torcuato, y no es eso, no es eso. Usted es el padre procesal de la dernocracia, usted, aunque ahora se haya transmutado en ausencia y óleo, es el inspirador saduceo de la trampa a Franco desde el franquismo, usted es el hombre a quien, incluso a pesar de usted mismo, quizá, debemos los españoles este rayo que no cesa, este rayo de sol que atraviesa el cristal y el vitral de la ¡legal legalidad franquista sin romperlo ni mancharlo, pero haciéndolo añícos.
Por eso, ya que el grande queda en óleo, y los medianos y más chicos nos quedamos en nada, tenía usted derecho a mejores y más santos óleos, don Torcuato. Una dernocracia que ha elegido ese pintor de cámara es una democracia de cromo de calendario, y esto no van ayectificarlo las sucesivas y obstinadas convocatorias del presidente Suárez a los españoles votantes, porque también Suárez cristalizará un día -tan puesto hoy en la telegenia de fin de año- en retrato áulico y hagiográfico de Revelio de Toro. Aquí la derecha se saca hasta las fotos de carnet en Revelio de Toro, mientras a la izquierda no la retrata más que Peridis.
-Es que la izquierda pictórica es abstracta -me dice un crítico paliza-.
Pues qúe pongan un abstracto de Tapies en las Cortes y lo titulen Fernández-Miranda. Al fin y al cabo, este político siempre ha sido un enigma. Nuestra dinámica cultural va así: mientras se deja en la calle, al aire libre, bajo un paso elevado, a Chillida y Miró, como cosa del pueblo que vaya usted a saber y que da igual si roba, los mil kilos un gamberro o un niño, la clase política, en cambio, sigue haciéndose el retrato póstumo en vida por Revello de Toro, que es un Segura rebajado en calendario. Ayer me lo contaba Máximo:
-Ha dicho un concejal que colgar lo de Chillida ha sido como colgar mil jamones.
Pues colgar ese Fernández-Miranda en las Cortes ha sido'como el entierro de la sardina, pero con Toisón de Oro.
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