La competitividad de las exportaciones españolas descendió un 12%

La competitividad de las exportaciones españolas ha descendido de forma constante durante el pasado año. Entre el mes de enero y finales de diciembre, la caída de la competitividad ha sido del orden del 12%, según se desprende de un análisis realizado por la revista semanal Información Comercial Española, del Ministerio de Comercio.En las dos devaluaciones de la peseta realizadas en los últimos tres años, la capacidad competitiva de las exportaciones mejoró de forma inmediata, con posterioridad a la devaluación, pero los efectos positivos de ambas operaciones fueron rápidamente anulados. La devaluación de febrero de 1976 quedó prácticamente anulada cuatro meses más tarde y la fuerte devaluación de julio del año 1977 quedó sin efecto en el mes de agosto de 1978.

Evitar las posibles revaluaciones

Según la mencionada publicación, el camino al que apunta la evolución reciente sigue siendo tanto el de evitar en lo posible nuevas revaluaciones como, sobre todo, seguir actuando decididamente sobre la elevada tasa de inflación española y sobre las entradas netas de capital que, al tiempo que crean dificultades al control de las magnitudes monetarias, presionan de forma inconveniente sobre la cotización de la peseta, contribuyendo adicionalmente a dificultar el progreso futuro de nuestra exportación.La enseñanza de la devaluación de la peseta en febrero de 1976 es la de que no es posible mantener duraderamente la competitividad -y con ella un flujo elevado de exportación- sin actuar enérgicamente sobre la tasa de inflación de la economía. Esta enseñanza se repite con la devaluación de 1977 y, en cierto modo, se refuerza lo acontecido con el tipo de cambio de la peseta. En octubre de 1978, los efectos de la devaluación de julio de 1977 habían desaparecido totalmente.

Según la revista, en un sistema, de cambios flotantes, donde son las fuerzas del mercado las que establecen el valor de nuestra divisa, la oferta y demanda de pesetas no depende sólo de la evolución de la competitividad o de los flujos comerciales, sino del conjunto de la balanza de pagos. En una etapa carácterizada por un superávit corriente y por un elevado saldo positivo en la cuenta de capitales. la revaluación de la peseta ha sido difícilmente evitable, lo que ha agravado el deterioro de la competividad causado por el hecho de que nuestra tasa de inflación aún sigue siendo -aunque cada vez en menor grado- sensiblemente superior a la del conjuno de nuestros competidores.