Porta, incapaz de aclarar nada

Después de las normas dictadas -lo de instrucción aclaratoría no es más que un invento- por el Consejo Superior de Deportes, Pablo Porta convocó una junta directiva ayer por la mañana. Después por la tarde hubo rueda de prensa. El presidente ni se definió, ni concretó, ni respondió con claridad a las preguntas que se le formularon, entre otras cosas, porque era difícil hacerlo.Las normas eran incongruentes, y Porta estuvo durante más de una hora tirando balones fuera al mismo tiempo que dejaba claro, sin demostrarlo, que estaba totalmente en contra de dichas normas, cosa fácil de deducir pese a sus ambiguas contestaciones. Difícilmente se podía desarrollar la rueda de prensa de otra forma cuando lo que se afrontaba era el problema de extranjeros sin ser éste el verdadero Problema del fútbol español.

Preguntado Porta por qué la Federación no había hecho nada en este terreno sin esperar a que fuese el CSD el que tomara la iniciativa, contestó que el tema no era competencia de la Española. Sin embargo, no asimiló muy bien el que después los tantos se los apuntara el CSD. Igualmente ignoró que esta clase de medidas las toman las federaciones para después elevarlas al Consejo.

Porta reiteró una y otra vez que él no tenía nada que ver con el texto del Consejo, y que en modo alguno la junta directiva había pedido que el CSD hiciera este escrito pese a que el mismo comienza diciendo: «Haciéndose eco de la necesidad sentida y manifestada por la FEF en relación con la problemática creada por los jugadores procedentes del exterior ... »

También puso especial empeño Porta en hacer creer que sus relaciones con Castejón y el CSD eran cordialísimas, pero, al mismo tiempo no desmintió categóricamente que la nota le parecía sarcástica.

La impresión final es que a Porta, más que las normas en sí, lo que le disgusta es que el CSD le haya pisado el terreno en el tema de los extranjeros, pero ha de considerar normal que las cosas que él es incapaz de arreglar vengan otros a tratar de solucionarlas. Ya le ocurrió con la AFE y la regulación laboral del fútbol profesional y con Saporta y la organización del Mundial.