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Reportaje:

Préstamos al 33 % de interés, el riesgo de acabar en la miseria

En los últimos tiempos, los diarios madrileños ofrecen en sus secciones de anuncios por palabras «Hipotecas fulminantes», «La solución a su problema económico, llámeme», «Créditos puente», «Dinero, ¡dinero!, ¡¡dinero!! ». Y el ciudadano amenazado por las privaciones siente que se le brinda la oportunidad de ser fulminado, salvado y trasladado a la otra orilla, la de la abundancia, con sólo marcar un número de teléfono. hace una breve reconstrucción de la aventura que empieza en la necesidad y puede acabar en la miseria.

A media mañana, Mercedes Miró da por concluida su selección de anuncios por palabras. Ha estudiado el sentido de cada oferta con las discretas dudas que impone la lectura de los telegramas, y finalmente ha elegido ocho números telefónicos que corresponden a otras tantas entidades de financiación.

Su plan es perfectamente lógico: ha permanecido durante cuatro años en Zurich, junto a la mitad de su familia, trabajando sucesivamente en la cocina, en comedor y en la contaduría de un gran restaurante, lo que le ha impuesto, además de la obligación de someterse a un horario suizo, es decir, a un horario preciso extraplano, la necesidad de mancharse las manos de pasta para fondue, vino de la Helvecia francesa y tinta de tampón, según la época. Pero ha conseguido sufragar las letras de un piso en la calle de Arturo Soria y adquirir, en ratos perdidos, unas nociones imprescindibles de cerámica. Conoce la técnica de manejo de torno y la del modelado a mano, y se atribuye cierta habilidad para decorar sus trabajos: domina o cree dominar el juego de los puntos de cocción del barro y los resortes del vidriado, así que está decidida a abrir un negocio en Madrid. Para establecerse necesita disponer de un local mínimo con dos compartimentos: una trastienda-almacén-estudio-horno destinado a preparar y depositar sus trabajos, y una sala anterior con escaparate y estructura de anaqueles de madera para exposiciones. Ha encontrado el lugar en un barrio modesto, ha hecho gestiones cerca,de una casa especializada en talleres de cerámica y va a encargar tarjetas de propaganda para advertir a sus amigos: en total, la aventura va a costarle un millón de pesetas. Y no tiene un millón, pero tiene un piso.

Entidades de financiación: también usted puede disfrutar de ellas

Antes de repasar la colección de ofertas de crédito, Mercedes, Miró ha probado a tentar los bancos. Sin embargo, ha llegado pronto a una conclusión: casi todos los que ha sondeado tienen las mismas virtudes curativas que los tratamientos posteriores a los grandes chequeos clínicos; una vez superadas las colas, las visitas al médico de cabecera, al analista y al radiólogo, y cuando el especialista consigue fijar el diagnóstico, el paciente muere de una extraña enfermedad que ha contraído mientras estaba esperando la receta en el ambulatorio.

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En cambio, las financieras ofrecen velocidad: no exigen pólizas de seguros, ni avalistas, ni largas investigaciones previas. Solamente piden que se disponga de un bien inmueble que sea absolutamente suyo, señora.

-¿Qué quiere decir «absolutamente suyo»?

-Pues, verá: que ese piso de la calle de Arturo Soria esté respaldado por una escritura pública de la que usted sea titular.

-Está respaldado.

-En ese caso, venga a visitarnos.

Mientras Mercedes se encamina hacia el primer despacho de financiera, repasa mentalmente los trámites que ha resuelto para demostrar la propiedad del piso, el notario ha dado fe y ha cobrado su parte, el registrador de la pro piedad lo ha acogido en sus listas y la Administración ha cobrado su parte y, finalmente, el funcionario del Ministerio ha extendido sus impresos y el cajero ha ingresado los correspondientes derechos reales, con lo que Hacienda ha cobrado su parte. Finalmente, le han dicho: Aquí, su parte señora. Y le han dado un papel donde se dice que el, piso que ha pagado hace unos meses es completamente suyo.

En la financiera, un atildado joven explica las condiciones del préstamo. « Podemos ofrecerle un crédito por una cuantía equivalente a una tercera parte del valor del piso: el plazo para el reembolso del dinero es de un año, y el tipo de interés, del 19%.»

-Eso quiere decir que ustedes me dan un millón, y yo les devuelvo algo menos de un millón y cuarto.

- Claro, esa es nuestra parte. Luego habría que calcular las otras.

-¿Las otras?

-Bien: podemos extender la hipoteca a un año. Ya sabe usted que el mecanismo es muy simple, le damos nuestro dinero y nos deja en prenda un bien, en este caso un piso. La formalización de la hipoteca incluye un triple trámite, fácilmente superable, eso sí: el notario tiene que dar fe, el registrador ha de incluirla en el Registro y el funcionario de Hacienda ha de gestionar el pago de los derechos reales. En total, interés se le pone en un 33%.

-¿Cómo dice?

-Que son 333.000, pero éstos últimos porcentajes sólo le afectarán el primer año. En caso de que usted quiera que prorroguc mos la hipoteca, únicamente tendría que pagar el 19% en el segundo año.

Por un inevitable instinto de precaución, Mercedes Miró probará fortuna en otros número telefónicos. Descubrirá que, con ligeras variaciones, quizá en un punto de porcentaje, todas las entidades de financiación hacen una misma oferta. Un amigo experto en leyes le aclarará que «a pesar de todo son necesarias porque hay un eslabón perdido entre la capacidad de los bancos y la usura encubierta, y se limitan a llenarlo. Actualmente están amparadas por dos disposiciones generales, pero está previsto que los pactos económicos reduzcan en 1979, si no ese 19% de las financieras, sí el otro porcentaje que se pierde: consulta los Boletines Oficiales del Estado del 2 de mayo del 77 y del 5 de noviembre de ese mismo año si quieres saber algo más». Antes de pactar con los timbres móviles y las ventanillas, Mercedes Miró consigue un ejemplar del periódico oficial de 2 de mayo del 77, y anota varios párrafos: «Bajo la denominación de entidades financieras se engloban una serie muy dispar de instituciones que, al margen del sistema crediticio tradicional, realizan funciones de intermediación,en el mercado monetario y financiero. Estas entidades, que de hecho constituyen un mercado financiero paralelo al tradicional, se han caracterizado por la amplia libertad con que son tratadas, ya que las normas legales que las afectan son muy escasas... La propia existencia y el auge adquirido por estas entidades, la cifra de capitales que atraen y las fuertes sumas de recursos que manejan, hacen necesaria una nueva regulación, con la que se busca tanto el atribuir un status jurídico a quienes cumplen una importante función en el mercado financiero como establecer un control directo por parte de la Administración Pública de las actividades que realizan, en beneficio tanto de los terceros como de la pjopia entidad.» Repasa los párrafos anotados y piensa que, al menos, el Boletín Oficial del Estado le presta una aceptable de1nición de sus protectores.

Luego firman correlativamente el notario, el registrador, el funcionario de Hacienda, el financiero y ella misma.

Dentro de un año tendrá una tienda y un piso, o un resguardo de billete para Zurich.

En clase turista.

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