Carter pide a la OPEP que reconsidere su decisión

Mientras el Gobierno norteamericano mostraba su disgusto por el aumento del precio del petróleo acordado por los países de la OPEP y les pedía que reconsideren su decisión, los expertos preveían que la subida tendrá serios efectos, aunque no catastróficos, en la economía estadounidense.

Apenas conocida la noticia de que los trece países miembros del «cartel» petrolífero habían decidido incrementar en un 14,49% el precio de los crudos durante el próximo año, la Casa Blanca hizo público un comunicado en el que se «lamenta» esta medida y se confía en que «será reconsidera da antes de ser puesta en efecto». «Las condiciones del mercado no justifican incrementos de precios de esta magnitud», añade la declaración del presidente Carter, que indica asimismo que esta subida impedirá el desarrollo de los programas en curso para mantener la recuperación económica mundial y reducir la inflación.Las primeras estimaciones hechas por los expertos en temas petrolíferos indican que la subida acordada por la OPEP repercutirá en el consumidor americano en un incremento de tres centavos de dólar (unas dos pesetas) por galón de gasolina (unos cuatro litros). La compañía Standard Oild anunció ayer una próxima subida del precio de la gasolina de esta marca.

Aumentará la inflación prevista

A nivel macroeconómico se cree que la subida del petróleo añadirá un 0,2% a la tasa de inflación, prevista oficialmente en el 8% para 1979. Asimismo, el crecimiento de la economía norteamericana podrá verse afectado en un 0,1%. Para el año próximo, este crecimiento se prevé entre el 1,5% y el 3%.

El déficit de la balanza comercial norteamericana, que alcanzó este año la cifra récord de 30.000 millones de dólares, será una de las magnitudes más afectadas por la subida acordada en Abu Dhabi. La Administración Carter confía en reducir ese déficit a la mitad el año que viene, pero el mayor coste de las importaciones petrolíferas añadirá 2.000 ó 3.000 millones de dólares al precio de las importaciones.

Además, la subida del precio del petróleo, muy superior a la esperada en Washington, hará casi imposible el mantenimiento de la regulación de los precios de la gasolina y podría desembocar, a plazo medio o corto, en una nueva subida del combustible. Pese al enorme consumo y a las gigantescas importaciones, Estados Unidos es aún uno de los países con gasolina más barata, unas doce pesetas el litro. Esto se debe en gran parte a la regulación de los precios que ahora se ve amenazada.

En algunos sectores del Congreso se apuntaba ayer lo que podría considerarse como medidas de represalia por parte de Estados Unidos hacía países miembros de la OPEP que mantienen acuerdos de seguridad con Washington o son importantes compradores de material bélico. El senador Henry Jackson declaró que la subida del petróleo hará más difíciles las relaciones de Estados Unidos con la OPEP y recordó que «la estabilidad del área es problemática y que algunos de esos países quieren garantías de seguridad de Estados Unidos. No podían haber elegido un momento peor».