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Una evolución similar a la de la Tierra

Luis Gómez

La extraordinaria densidad de la atmósfera de Venus impidió a los científicos de la Tierra extraer datos concretos sobre la estructura y características de dicho planeta. Así, y hasta 1961, momento en que la nave soviética Venera 1 se acercó al planeta para explorarlo, no se conocía en la Tierra el período exacto de rotación del mismo. Los valores que daban los científicos variaban desde los 250 días a los 85, sin concretar los 243 que ahora se conocen como dato real.Esta causa, sin embargo, no fue óbice para que, en las diferentes exploraciones que se acercaron al planeta, distintas naves hayan ofrecido datos contradictorios. Venus, por el momento, aparece como un planeta más próximo a la Tierra que otros y de similares características por su cercanía al Sol pero del que se conoce muy poco.

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Investigación en órbita.

El gran interés que conserva está centrado en su similitud, en muchas características, con la Tierra. Por ello, según la teoría que sitúa el origen de los planetas en un tronco común y su evolución posterior de acuerdo con la distancia al Sol, Venus y la Tierra deberían haber experimentado una evolución parecida. En todo caso, el ejemplo de Venus es justo el de la Tierra varios miles de años antes.

Toda esta teoría viene confirmada por Isaac Asimov, bioquímico ruso más conocido como novelista de ciencia ficción, quien afirmó que «la variable principal en el proceso de formación de un planeta es la distancia al astro central alrededor del cual tienen su órbita».

Como consecuencia de la densidad de una atmósfera, anterior en evolución a la terrestre, el planeta Venus guarda en su interior temperaturas muy elevadas. Esta pueden alcanzar los 650ºC a determinadas alturas, aunque en la superficie rondan los 400ºC. Tal situación descarta por completo la posible habitabilidad del mismo por el hombre.

Otro dato que confirma las especulaciones sobre su situación en un estado anterior al de la Tierra son los ofrecidos por las posteriore exploraciones espaciales. Así, se confirmó que la proporción de ciertos metales como el uranio y el torio son similares en Venus y en la Tierra. Lo más sorprendente, sin embargo, viene a la hora de afirmar que la composición de las rocas también es similar, así como su estado de erosión, lo cual extraña si se tiene en cuenta que se supone que la evolución de Venus ha sido más lenta que la de la Tierra.

En todo caso, resulta muy difícil hasta la fecha saber más cosas del planeta Venus. Manuel López Arroyo, del Instituto Astronómico de Madrid, aseguraba recientemente que las temperaturas que se alcanzan en Venus, con una media en la superficie en tomo a los 400.º, le hacen inhabitable para el hombre.

«Todo ese secreto, hasta el momento impenetrable -prosigue Manuel López Arroyo, en recientes declaraciones efectuadas al EIC (Equipo de Información Científica)-, origina, consecuentemente, que aquí en nuestro planeta nazcan especulaciones de todo tipo que colaboren a rodearle de un misterio casi literario. Efectivamente, el parecido entre Venus y la Tierra es considerable, hasta el punto de que, y no sin razón, se le ha llegado a considerar el planeta gemelo de la Tierra. Así, y por lo poco que ahora se sabe, cabe sospechar que Venus podría ser una reproducción más o menos exacta de nuestro planeta hace miles o millones de años.»

Respecto a la posibilidad de que todo esté sucediendo en Venus tal como sucedió antes en la Tierra, el señor López Arroyo concluye afirmando que «todo ello sólo podrá ser reafirmado con una correcta exploración de su atmósfera. Aun así, las especulaciones pueden continuar. Si, por ejemplo, se admite que Venus representa un estado anterior al de la Tierra, los datos de pasadas exploraciones espaciales concluyen que la proporción de ciertos metales es idéntica en los dos planetas, así como, y eso es lo extraño, en la composición de las rocas y, sobre todo, su estado de erosión. Lo último sólo sería viable si ambos planetas estuviesen en idéntica evolución, puesto que el fenómeno de la erosión depende de las condiciones atmosféricas y éstas parecen menos desarrolladas. La respuesta, sin embargo, permanece en la oscuridad ».

La exploración del planeta vecino, a través de los meses de permanencia en órbita del Pioner Venus I, permitirá recoger datos científicos sobre la temperatura, la presión y la evolución de su atmósfera. Este acercamiento a Venus dará como primer resultado detectar las diferencias y similitudes de su evolución con respecto a la Tierra.

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