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La aprobación del Sistema Monetario Europeo, a falta de precisiones técnicas

La definitiva aprobación oficial del nuevo Sistema Monetario Europeo (SME) y la creación de un comité de notables que estudie los aspectos técnicos e institucionales derivados de la ampliación, los dos grandes temas de la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la CEE, quedaron ayer «vistos para sentencia» en Bruselas, a falta de algunas precisiones técnicas de última hora, que en modo alguno amenazan comprometer la resolución final. Los nueve, reunidos ayer en la capital comunitaria, concluirán hoy sus contactos, no sin antes examinar alguno de los eternos temas de conflicto, entre ellos: política agrícola común, zonas pesqueras, situación económico-financiera general y programas de actuación frente al desempleo.

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La llegada de los jefes de Estado o Gobierno a la sede de la Comisión Europea en Bruselas -escenario de las reuniones- estuvo acompañada por la presencia de un centenar escaso de manifestantes, solicitando la aprobación del nuevo Sistema Monetario Europeo (SME), concebido como esperanza para la reactivación económica en el seno de la CEE. Presididos por el canciller federal, Helmut Schmidt, se sentaron a la mesa de negociaciones el primer ministró italiano, Giulio Andreotti; presidente francés, Valery Giscard d'Estaing; premier británico, James Callaghan; primer ministro luxemburgués, Gasthon Thorn; premier irlandés, Joseph Lynch; primer ministro de Holanda, Sudreas van Agt, y el jefe de Gobierno provisional de Bélgica, Paul Vanden Boeynant, así como el presidente de la Comisión, Roy Jenkins. Tras cinco horas de reunión, los jefes de Estado o de Gobierno, acompañados por sus ministros de Asuntos Exteriores, se reunieron a cenar, dejando para esta mañana el grueso de las decisiones.La principal incógnita de la cumbre sigue siendo la incorporación británica al SME, aun en el supuesto de que se halle la fórmula flexible que el premier Callaghan desearía para evitar verse ligado de manera excesivamente clara al proyecto. El líder laborista se enfrenta a un proceso electoral más o menos inminente y no desea ceder los votos de los cada vez más numerosos «anti common market» a su principal oponente, la señora Thatcher. Sin embargo, los expertos comunitarios exteriorizan su absoluto convencimiento de que los medios económico-financieros de la City son partidarios de integrar la libra esterlina en la nueva serpiente y no en vano en el peculiar barrio londinense se mueven -al estilo de Wall Street- buena parte de los hilos que marcan el rumbo del capitalismo occidental. Los jerarcas financieros británicos temen sobre todo que las presiones contra la libra arrecien más todavía en el caso de que Gran Bretaña quede fuera del nuevo SME, en buena parte propiciadas por el cada vez más prepotente marco alemán. La jornada de ayer, lunes, en el mercado londinense estuvo caracterizada por una nueva baja del dólar norteamericano, abundantes presiones sobre las divisas débiles. europeas (lira italiana y franco francés) y la consecuente elevación en los precios del oro. Ello es indicativo del nerviosismo especulativo que viven en estos momentos las monedas europeas, justo horas antes del esperado «sí» oficial al nuevo Sistema Monetario Europeo.

Pero a pesar de que Callaghan intenta obtener contrapartidas a su «no beligerancia» en contra del proyecto franco-alemán, no estriba aquí la principal dificultad -al menos oficialmente- que ha retardado una aprobación que todos esperarán para las primeras horas de conferencia. El laborista pide probablemente una reforma de la política agrícola común -apoyado por los italianos en la idea- y una solución al litigio pesquero acorde con sus intereses, logros que, de alcanzarlos, le permitirían regresar a Londres en mejor situación. Los nueve dedicaron también sus conversaciones de ayer a analizar aquellos aspectos técnicos de la creación y aplicación del sistema que pudieran ser objeto de conflicto entre los países. En primer término, se discutió la posibilidad de intervención sobre una determinada divisa, una vez que se apartara en exceso de la nueva unidad monetaria (ECU). A este respecto, los criterios parecen encontrados entre la RF de Alemania e Italia, a propósito de la mecánica de intervención y los criterios para decidirla. Directamente entroncado con ello, surge la discusión sobre el acceso al fondo común que se dote y las condiciones y plazos en que podrán ser otorgados créditos de ayuda en los momentos de dificultades. Los italianos, que se benefician de un margen del 6% en la flotación de su divisa en el SME (frente al 2,25% del resto), desearían otra suerte de mecanismo que propiciara una mayor cooperación financiera.

En el capítulo de la ampliación del Mercado Común, la cumbre definirá, probablemente, la creación del comité de notables, propuesto por el presidente francés Giscard d'Estaing.

El ex ministro de Asuntos Exteriores holandés, Van der Stoel, el ex vicepresidente de la Comisión Europea francesa Marjolain y el ex ministro de Asuntos Exteriores irlandés Fitzgerald son los tres hombres que podrían componer el futuro comité de notables cuya misión será reflexionar y sugerir iniciativas para el proceso de ampliación del Mercado Común. Las negociaciones para el ingreso de Grecia, que tocan a su fin, son igualmente objeto de deliberaciones -en materia de períodos transitorios- entre los nueve de la actual Comunidad Europea.

Las relaciones comerciales Mercado Común-Japón, que atraen a más de un centenar de periodistas nipones a Bruselas entre los ochocientos que siguen la cumbre, completa la reunión trianual de los jefes de Estado o de Gobierno de la Comunidad Europea que intentan continuar el proceso de integración europea en sus dos principales aspectos, económico y político.

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