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Reportaje:

El domingo, referéndum en Suiza sobre la creación de una policía federal antiterrorista

Desde hace diez días, la prensa helvética, la radio y la televisión, vienen dedicando grandes espacios publicitarios, o simplemente informativos, sobre el referéndum en el que, el domingo, alrededor de 3.800.000 ciudadanos suizos deberán votar «sí» o «no» sobre cuatro temas de contenidos absolutamente diferentes, y cuyo interés se concentra, sin ningún género de dudas, en uno solo de ellos: el relativo ala creación de la Policía Federal de Seguridad. Sobre esta problemática informa desde Ginebra Alejandro Fush.

«Sí» o «no» a la ley de Formación Profesional, a la ley sobre la Protección a los Animales, al contingente lechero, y «sí» o «no» a la ley que permitiría la creación de la Policía Federal de Seguridad son las cuatro cuestiones planteadas a los suizos. La gran polémica nacional, encabezada por la artillería verbal de los partidos políticos y el Gobierno, está concentrada en el último de estos temas sometido a referéndum.¿Necesita Suiza realmente, además de su policía cantonal (en este país hay veintitrés cantones y seis medios cantones, y cada uno de ellos cuenta con policía propia), un cuerpo policial federal, es decir, a nivel nacional? O simplemente, ¿obedece a un «capricho» del Gobierno, y de ciertos sectores, incluida la derecha tradicional, que se sentiría «más segura» con un cuerpo policial de características especiales en un país como Suiza, en el que las bóvedas de los bancos están desbordadas de lingotes de oro y depósitos provenientes del extranjero? ¿O se trata de una medida de prevención o intimidación frente a potenciales acciones de secuestros por parte de terroristas en un país que alberga a magnates con fortunas ilimitadas?

La ley sometida a referéndum permite la creación de un cuerpo policial federal compuesto por 1.300 hombres. Mil de ellos -según el texto del proyecto- serían destinados a mantener el orden interior, y se citan como ejemplo la protección de las embajadas, de altas personalidades extranjeras que visiten Suiza, etcétera. Los otros trescientos policías integrarían un cuerpo antiterrorista. El total de ellos serían reclutados entre los actuales miembros de las policías cantonales, pero recibirían formación y equipo adecuados a sus nuevas «funciones», sufragados por el Gobierno federal de Berna. Su actuación estaría circunscrita a la petición, expresa de las autoridades cantonales.

Argumentos a favor y en contra

El Gobierno y los partidos que apoyan esta ley (Acción Nacional, radicales, republicanos y demócratas cristianos) ponen el acento en la necesidad de la creación de un cuerpo antiterrorista, por considerar que las policías cantonales no están especializadas para hacer frente, en forma eficaz, a actos de piratería aérea, secuestros, ataques a las centrales nucleares y otro tipo de actos de naturaleza similar.Por su parte, los más firmes opositores a la creación de la Policía Federal (socialistas, comunistas y sindicatos) consideran -y así lo han expresado en más de una oportunidad- que los trescientos policías del cuerpo antiterrorista no serán trescientos, sino los 1.300 integrantes de la Policía Federal que se intenta crear, pero, además, mantienen que bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo se perfeccionaría a 1.300 hombres en la lucha contra las manifestaciones callejeras u otras que surjan en el seno de los conflictos sociales. Fundamentan su oposición, además, en la afirmación de que la capacidad de las policías cantonales está suficientemente probada.

Curiosamente, o quizá no tanto, la extrema izquierda y parte de la extrema derecha coinciden en que los incidentes que justificarían la creación de una policía antiterrorista son «rarísimos» en Suiza, y que los más recientes, los que se han registrado en el actual decenio, han sido superados con los medios con que cuentan actualmente las policías cantonales y su cooperación recíproca.

Una ardua polémica

Para el común de la gente, para la gran masa de independientes, tal como lo señalaba días atrás el influyente diario ginebrino Tribune de Geneve, «es exagerado ver en el proyecto de ley un primer paso hacia un Estado policial», pero eso no significa -añadía el diario helvético- que la Policía Federal de Seguridad sea necesaria u oportuna.La polémica ha sido ardua y a veces demagógica. Un periódico de la Suiza alemana publicó un aviso pagado con la foto de Aldo Moro en poder de las Brigadas Rojas, y el siguiente texto: «¿Quiere usted ver a Willi Ritschard (presidente de la Confederación Helvética) corriendo la misma suerte?». Un periódico de la Suiza de habla francesa respondió a esa inserción con otra en la que se lee: «Alguien olvidó que en Italia existe una policía centralizada que nada pudo hacer para salvar la vida de Aldo Moro.» Otros exclaman: «¿Por qué tanto escándalo si en una gran mayoría de los países del mundo existen policías nacionales?». «Las policías cantonales coordinadas, tal como están, constituyen, de hecho, un cuerpo policial nacional, y lo que se quiere es perfeccionar las posibilidades de represión contra la sociedad», responden los opositores.

También se ha llegado a decir que el Gobierno helvético ha sido «estimulado» y «entusiasmado» por el Gobierno de la República Federal de Alemania (RFA) para la creación de este cuerpo policial. Al respecto cabe recordar que hace menos de un año, a raíz del secuestro y asesinato de Hans Martin Schleyer (presidente de los empresarios alemanes), la prensa germana inició una campaña en la que con insistencia se señaló a Suiza como «pasillo» del terrorismo internacional.

Sin pronósticos

No será esta la primera ocasión en que los ciudadanos suizos deberán pronunciarse sobre un proyecto de esta naturaleza. Lo hicieron y lo rechazaron en 1964 y en 1970.Los pronósticos no adelantan en forma tajante los resultados del referéndum, al parecer porque dos elementos, ajenos al estrictamente policial, hacen más difícil aún cualquier pronóstico. Uno de ellos guarda relación con el criterio de ciertos grupos conservadores que se oponen generalmente a la creación de organismos centralistas, cualquiera que sea su naturaleza. Es decir, defienden por todos los medios la estructura cantonal federativa de Suiza. Por otra parte, está el hecho de que la propuesta gubernamental para la creación de la Policía de Seguridad necesita obtener una doble mayoría: a nivel nacional, y que el resultado sea positivo en la mayoría de los cantones. Puede darse el caso de que el total de los votos del país apruebe la ley, pero que no se convierta en ley por no alcanzar el triunfo en la mayoría de los cantones.

A este respecto, se estima que en los cantones francófonos e italófonos se registrará una oposición masiva al proyecto, pero no así en los cantones de la Suiza alemana, mayoritarios en la Confederación Helvética.

Finalmente, los ecologistas también han dicho su palabra: «no» a la Policía Federal. Afirman que con la existencia de ese cuerpo policial aumentarán los obstáculos para manifestarse en contra de las centrales nucleares, sus «enemigas juradas».

En el cuádruple referéndum de mañana, domingo, quizá, por este tema de la Policía Federal de Seguridad, se produzca una mínima abstención. El último referéndum a que fueron convocados los suizos, para que se pronunciaran sobre la aprobación de un horario de vera no (el adelanto del horario en una hora para nivelarse con el resto de Europa) fue rechazado. Triunfó el argumento del sector campesino que se opuso, fundamentando su voto en el hecho de que las vacas no se acostumbrarían a los «trajines» del horario para los trabajos de ordeño.

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