"El dictamen sobre el ingreso de España en la CEE, objetivo y favorable"

«El dictamen de la Comisión Europea es objetivo y favorable a España», aseguró ayer Leopoldo Calvo Sotelo, ministro para las Relaciones con las Comunidades Europeas, al presentar a los informadores el texto aprobado por el Consejo de Ministros comunitario. El dictamen consta de un total de 69 páginas y difiere muy escasamente del último borrador presentado por los expertos de la Comisión (véase EL PAIS del día 28 de noviembre).

Con un tono francamente optimista, el señor Calvo Sotelo insistió en su pronóstico de que el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) se producirá probablemente a principios de 1982. El responsable gubernamental en el ámbito de las relaciones con Europa se esforzó en matizar que desde el momento mismo de la firma del Acta de Adhesión, nuestro país podría considerarse miembro de pleno derecho de la Comunidad, sin perjuicio de los plazos de adaptación por los distintos sectores que quedaran establecidos en el curso de la negociación. A este respecto, recordó que en el artículo 8 del Tratado de Roma -texto fundacional de la CEE- se fijaba un plazo de doce años de régimen transitorio para la integración total en los ámbitos comercial y aduanero de los seis países fundadores de la Comunidad. El dictamen de la Comisión señala, para el caso de España, un período indicativo máximo de diez años. Sin embargo, el señor Calvo Sotelo se mostró inclinado a creer que no existen motivos razonables para pensar que los plazos vayan a ser sustancialmente distintos de los que han quedado fijados para Grecia; es decir, un período adaptador promedio de siete años.Respecto al marco en que se desarrollarán las relaciones hispano-comunitarias hasta la firma del Tratado de Adhesión y su correspondiente ratificación parlamentaria, el ministro estimó que efectivamente la aplicación del acuerdo de 1970 plantea una serie de problemas, pero consideró viable solventarlos en el contexto de las negociaciones globales para la integración.

Respecto a la futura posición negociadora de España, el señor Calvo Sotelo se mostró partidario de mantener un cierto hermetismo; «nadie muestra sus cartas antes de sentarse a la mesa de negociación», dijo. Afirmó, no obstante, que se encuentran prácticamente ultimados los estudios previos, que han sido desarrollados por diversos grupos de trabajo, constituidos a nivel interministerial, y que se propone elevar la propuesta concreta de negociación al Gobierno en los primeros días del mes de enero próximo. Una vez que el documento-marco para la negociación haya sido visado por el Gabinete, será expuesto a las correspondientes comisiones parlamentarias, dentro de las «reservas lógicas, pero en armonía con la cortesía parlamentaria». Asimismo, el ministro aseguró que en todo momento se procuraría mantener al Parlamento informado al máximo -siempre con las reservas lógicas- respecto del desarrollo de la negociación.

Por último, el señor Calvo Sotelo se refirió al eterno tema de la falta de fluidez en las relaciones entre su departamento y el de Asuntos Exteriores, desmintiendo cualquier tipo de dificultad. «No ha habido ninguna discrepancia de criterio con Asuntos Exteriores en temas fundamentales», aseguró, añadiendo que en el curso de las negociaciones formales para la adhesión es probable que surjan diferencias de criterio con todos los demás ministerios implicados -citó a Industria y Comercio-, pero en ningún caso con el de Asuntos Exteriores. A este respecto, descartó que hubieran surgido problemas entre ambos departamentos para la autorización de la proyectada oficina de información de la CEE en Madrid. Tema que -aseguró- está prácticamente a punto de resolverse y no parece que preocupe excesivamente a los comunitarios o a la opinión pública española.