Oposición generalizada a las sanciones impuestas por el Gobierno británico a Ford
El Parlamento británico fue ayer escenario de un acalorado debate después de que el Gobierno anunciara en un lacónico comunicado la imposición de sanciones contra la firma automovilista Ford por haber quebrantado la política oficial de limitar al 5 % los aumentos salariales. Los 57.000 trabajadores de la compañía se han reincorporado a su puesto tras nueve semanas de huelga, al aceptar una subida de casi el 17%.Las sanciones impuestas directamente por el ministro de Hacienda incluyen la prohibición durante un año a departamentos oficiales y empresas nacionalizadas para que compren vehículos Ford y la retirada de la ayuda financiera discrecional del Gobierno, además de la revisión de las garantías concedidas sobre créditos a la exportación.
La líder conservadora, la Confederación de Empresarios y diputados del partido gobernante han calificado las medidas de innecesarias e injustas. La señora Thatcher acusó en los Comunes al señor Callaghan de poner en peligro con su política el futuro de una empresa caracterizada por un alto nivel de inversión y exportación y la creación de numerosos puestos de trabajo. La impopularidad de las sanciones puede volverse también contra el Gobierno laborista en su lucha para mantener la inflación bajo control. En el curso de esta batalla, que probablemente se prolongará a lo largo de todo el invierno y debido a la falta de flexibilidad con que ha sido planeada por el señor Callaghan, el primer ministro se ha ido enajenando el apoyo de los sindicatos, primero, de su propio partido a continuación, y ahora de los empresarios del país. Estos han anunciado su disposición a resistir la imposición de sanciones y rechazan el papel de emparedado entre las reivindicaciones sindicales y la firmeza gubernamental.
El presidente de la Ford se reunió el lunes durante dos horas con los ministros económicos del Gabinete, para intentar convencerles de que el acuerdo entre la compañía y sus trabajadores, a pesar de su monto aparente, no contribuiría a elevar el índice inflacionario británico, ahora contenido alrededor del 8%. Los responsables de industria, empleo y precios, sin embargo, no han considerado suficientes los argumentos del señor Beckett en el sentido de que loscostos de la mano de obra de la Ford no aumentarán en términos reales por encima del 5%. El presidente de la firma invitó al Gobierno a que fiscalizara desde dentro de la propia empresa la forma en que se lleva a la práctica el acuerdo.
Las sanciones concretas decididas contra la multinacional norteamericana equivalen a unos 15.000 millones de pesetas anuales en vehículos sin vender. Imposibles de evaluar todavía son la anunciada retirada de la garantía sobre algunos depósitos a la exportación y la congelación, de la futura ayuda financiera de] Gobierno a proyectos deinversión de la compañía; medidas estas últimas, sin embargo, de cuya rigurosa aplicación se duda en medios periodísticos y económicos informados.
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