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Armas robadas en Portugal en 1975 podrían haber sido vendidas en España

La condena a dos años de cárcel del antiguo jefe de los servicios de seguridad del Partido Socialista Portugués y la detención en Orense de dos policías españoles implicados en un asunto de tráfico de armas provenientes de Portugal, ha vuelto a encender la polémica acerca del destino de numerosas armas desaparecidas durante los meses más perturbados de 1975.

Sobre el último de los casos, la policía judicial portuguesa observa una discreción paralela a la de las autoridades españolas, negándose a revelar los nombres de los portugueses detenidos, pero es conocido en Oporto que se trata de «hijos de buenas familias», lo que entraría en contradicción con los rumores acerca de un tráfico organizado por la extrema izquierda portuguesa y destinado a la ETA y al Frente Polisario, y orientaría más bien las sospechas hacia la colaboración entre grupos de ultraderecha en los dos países de la Península.Hasta ahora, los robos de armas realizados en Portugal (en particular las 3.000 ametralladoras «desviadas» por el ex capitán Fernandes -detenido el verano pasado- eran uno de los caballos de batalla de la derecha contra la extrema izquierda y en particular contra el PRP (Partido Revolucionario del Proletariado). El gran golpe contra estas tesis fue dado por la detención del dirigente socialista Edmundo Pedro (cuyo juicio se desarrolla actualmente en el tribunal militar de Lisboa), que obligó a las autoridades militares a confirmar distribuciones voluntarias de armas a civiles, oficialmente para oponerse al «intento de golpe izquierdista de noviembre de 1975».

Centeio María, ex jefe de los servicios de seguridad del Partido Socialista que había sido absuelto el año pasado de una acusación de «tráfico de armas», acaba de ser condenado a dos años de cárcel. En base elementos aportados para el proceso contra Edmundo Pedro, resulta probado que otros sectores -que no únicamente los «izquierdistas»- se aprovecharon de los desórdenes de 1975 para realizar «negocios» con armas de guerra.

En cuanto a las últimas sesiones del juicio de los supuestos asesinos de Humberto Delgado, el ex director de los servicios de información de la PIDE, Pereira de Carvalho, ya había admitido, en sesiones anteriores, que la PIDE había avisado a los servicios españoles de la entrada de Delgado en territorio español, indicando fecha y destino y el nombre que figuraba en el falso pasaporte utilizado por el dirigente de la oposición portuguesa. Silva Pais, el último director de la PIDE, acaba de reconocer que la colaboración entre la PIDE y la DGS española era tan intensa que la DGS tenía en la embajada de España un subinspector de primera, Manuel Martínez Aedo, especialmente encargado de esta cooperación.

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