Revisiones trimestrales, posible mecanismo de aumento de precios del petróleo a decidir por la OPEP
Cuando faltan menos de veinte días para que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebre su conferencia en Abu Dhabi, en donde se fijará un incremento en el precio del petróleo, todavía se desconoce la tasa de aumento que decidirán los trece países integrantes de la Organización. Sin embargo, las tensiones entre los miembros de la OPEP hacen suponer que un acuerdo en este sentido será bastante complejo y difícil de alcanzar.
Irán comenzó a normalizar la producción de su industria petrolífera la semana pasada. La huelga petrolífera iraní sumió en el desconcierto a los países industrializados, los cuales previeron que por la paralización en la entrega de unos seis millones de barriles diarios de hidrocarburos a los consumidores estaría forzando la demanda, lo que redundaría en la compra nerviosa de crudo y productos antes de que se verifique el aumento de precios a partir del primero de enero próximo.Pero la situación petrolífera iraní, más allá de un arreglo temporal, está marcada por dos hechos de fondo: un gran descontento nacional contra el sha, Mohammed Reza Pahlevi, y un rápido envejecimiento de la industria de hidrocarburos. En este último aspecto hay un cierto paralelismo con Venezuela, debido a que ambas naciones no han hecho en los últimos años hallazgos significativos, y una gran parte de la producción está dependiendo de sistemas de recuperación secundaria.
Las declaraciones del ministro venezolano de Energía y Minas, Valentín Hernández Acosta, referidas a ajustes trimestrales de precios, parece que será el mecanismo por el cual optarán para incrementar los precios en un futuro cercano. No es descartable tampoco que en la reunión del 16 de diciembre, en Abu Dhabi, se pudiera considerar un aumento mayor a partir de enero y posteriormente iniciar el período, de aumentos trimestrales.
Esta fórmula, hasta el momento, parecería ser aceptada por tres naciones que, aunque distantes en producción (Arabla Saudita, Kuwait y Venezuela), tienen distintas e importantes formas de gravitación dentro de la OPEP.
En los últimos meses hubo varios pronunciamientos favorables a un aumento de precios por parte de distintas naciones productoras. En junio el Gobierno de Nigeria, a través de su periódico oficialista, atacó a la OPEP por no tomar decisiones en materia de precios, lo cual permite creer que esa nación está urgida por problemas económicos. Posteriormente, en agosto, el sha de Irán se pronunció a favor de un aumento, pero no definió el monto, y el jeque saudita Zaki Yamani dijo en el mismo mes que su país estaba en contra de una congelación, y prefería acompañar pequeños aumentos alternados. En octubre Kuwait anunció que estaba a favor de un aumento del 10%, e Indonesia apoyó una subida oscilante entre el 8% y el 10%.
Arabia Saudita, el principal «accionista» de la OPEP, está pugnando por una subida moderada y periódica de los precios, de acuerdo a versiones conocidas en Caracas, para evitar que una congelación prolongada desemboque posteriormente, y en un lapso que no llegaría más allá de cinco o seis años, en un aumento desmesurado que podría llevar a un colapso económico mundial de gran dimensión.
Pero hubo ya declaraciones previas también de los ministros petrolíferos de Kuwait y del actual presidente de la OPEP, Sheik Ali Khalifa Al-Sabah, y del venezolano, Hernández Acosta, en favor del aumento periódico de precios.
Al-Sabah, quien visitó recientemente Venezuela, declaró en julio «que la idea de pequeños aumentos graduales era extremadamente atractiva para tratar de evitar grandes aumentos». Recordó que las naciones industrializadas han dicho que los anIteriores ajustes fueron muy difíciles de absorber debido a la severidad y al corto tiempo perrrátido para hacer frente al incremento.
«Quizá un ajuste más gradual, pero por etapas, permitirá a los países industrializados absorberlo mejor. Si permitimos subir los precios gradualmente, digamos un 2-2,5% cada trimestre, entonces no existirá la posibilidad de una explosión de precios en 1985.»
Hernández Acosta, en su viajea Kuwait, declaró en septiembre a la publicación especializada Oilgram News Service que los países productores querían impedir una situación similar a la de 1973, cuando la cuadruplicación de los precios petrolíferos, si bien benefició económicamente a las naciones de la OPEP y lateralmente a las transnacionales, distorsionó las relaciones económicas internacionales. El ministro venezolano expresó que nuestro país «está proponiendo un gradual incremento de los precios del petróleo y unafórmula mediante la cual las naciones importadoras sabrán previamente qué es lo que sucederá con el precio en tanto nosotros protegemos el poder de compra de nuestros ingresos petrolíferos con relación al dólar y la inflación. Alemania y Japón están pagando ahora menos por el petróleo de lo que lo hacían en 1974, en tanto nosotros tenemos que pagar más por las importaciones de esos países».
Posteriormente, en declaraciones en Caracas, Hernández Acosta ratificó esos conceptos, señalando que «hemos pensado que quizá valdría la pena establecer unos aumentos periódicos, que podrían ser trimestrales, de, por ejemplo, 2% o 3%, y fijar un período de tiempo de dos años en lugar de hacer un aumento al comienzo de cada año».
Desde París, el jeque Yamani expresó su acuerdo con el planteamiento de Hernández Acosta, subrayando que a largo plazo los aumentos son en beneficio de los intereses de los consumidores, puesto que estimula el desarrollo de otras fuentes energéticas.
Cuando las nevadas comenzaron a llegar anticipadamente y de manera copiosa a distintas regiones del hemisferio Norte, anticipando un invierno con temperaturas sumamente bajas, el setretario norteamericano del Tesoro, Blumenthal, inició su habitual viaje de fin de año por los países petrolíferos para tratar de persuadirlos de que no aumenten excesivamente los precios.
El contorno que está rodeando el viaje de Blumenthal por Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos, Irán y Kuwait no es muy favorable para sus propósitos. Con el dólar depreciado, una sitaución aún inestable en Irán (segundo productor de la OPEP) y exhortaciones de los «halcones» del organismo, Irak y Libia, para disponer incrementos de hasta un 25 %, el funcionario norteamericano quizá regrese a Washington con la noticia de que la congelación es imposible, y el principal consumidor mundial deberá resignarse a una subida de precios en 1979.
Los esfuerzos del presidente Jimmy Carter por apuntalar al dólar han tenido, hasta el momento, éxito relativo, y el periódico oficial iraquí, Al-Thawara, señaló que esas medidas tienen como fin solamente evitar un aumento de precios petrolíferos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.