Juan Cueto, contra Tiberio Claudio

Es menester que ciertas opiniones carentes de cientifismo sean meditadas por EL PAIS antes de su publicación. Esta recomendación viene motivada por el artículo de Juan Cueto sobre la serie televisiva «Yo, Claudio». Dicho periodista entiende que una películade romanos es preciso que manifieste un movimiento de masas de cierta importancia. Al no ocurrir esto califica a aquélla de telefilme de élites.No puedo estar de acuerdo ni con el modelo que concibió Hollywood acerca de la sociedad romana ni con el tipo de western que convierte a los hombres en héroes. Esta serie inglesa, por el contrario, nos presenta la otra cara de la moneda. Es un estudio detallado sobre la camarilla que maneja las riendas del poder, la corrupción, las debilidades humanas, los forcejeos por conseguir una parcela de influencia. Es la imagen real de la minoría dirigente del imperio romano. ¿Y el puebla, qué hace mientras tanto? Muy sencillo: malvivir, subsistir y estar alejado de los centros de de cisión. Esto es evidente, por muy amargo que resuIte. Incluso un materialismo histórico no dogmático se atrevería a poner en tela de juicio el grado de influencia de las decisiones de Livia. Con la serie británica se abren las puertas y los entresijos del poder y se nos aparece Augusto como hombre, con la preocupación por su sucesión y la continuación del imperio, sus desengaños en el círculo familiar, la soledad que acompaña al dictador, alejado de los graves problemas del pueblo.

Es por eso que manifieste mi desacuerdo con la concepción falseada de Roma tal y como fue plasmada por la MGM, y dudo de la validez de los conocimientos «humanistas» que pudiéramos haber recibido a lo largo de un bachillerato tradicional y tópico.

Preferible es que censuremos ciertos abortos de nuestra TVE, como «Curro Jiménez», antes de calificar como de materialismo barato o impertinencia histórica un trabajo de la BBC.