El Rey reafirma el deseo de España de apoyar el Pacto Andino

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Desde el día de la llegada se oyeron algunos silbidos, por primera vez, en la plaza de Armas, donde dominaron los aplausos y vítores de los centenares de personas congregadas. Luego, los estudiantes, que son los protagonistas de la protesta, fueron concentrándose ordenadamente en los lugares claves de la visita oficial. El jueves por la noche, la llegada de la caravana oficial al Parlamento fue saludada con una pitada general y algunas palmas en la plaza de Bolívar, entre otras cosas, por la poca habilidad de los organizadores, que no supieron cambiar a tiempo el recorrido que les llevó a una plaza con más de seis bocacalles. Los coches oficiales del séquito y prensa que precedieron a los Reyes y autoridades fueron golpeados, escupidos y protestados por los estudiantes, que ayer mismo repitieron los sil bidos a la llegada de la comitiva al parque universitario.

«Queremos poner nervioso al presidente Morales y a su Gobierno», afirman los estudiantes, quienes señalan que no tienen nada en contra del Rey de España, pero que consieran que su visita constituye un sostén político del Gobierno militar. Los estudiantes están en rebeldía por la subida de los transportes y del coste de la vida. Organizan manifestaciones -como la que costó la vida a dos de ellos hace dos semanas- y sufren la carga dura de las fuerzas policiales, quienes, por ejemplo, ayer mismo cargaron con violencia -botes de humo y mangueras de agua- contra los escolares de varios barrios de Lima. A esta protesta callejera se ha sumado también otra política: algunos diputados de la izquierda e indigenistas no asistieron a los discursos del Parlamento constituyente expresamente.

De todas maneras, los ausentes, franca minoría, no han podido cubrir el aplauso general de casi la totalidad de las fuerzas políticas elegidas democráticamente y representadas en la Asamblea constituyente. De la misma manera que los líderes de los partidos políticos, los periódicos (todos de partido u oficiales) y la televisión elogian sin cesar la presencia de los soberamos españoles en estas tierras y grotescamente eluden las informaciones de las protestas y la mención de las fuertes medidas de seguridad que rodean a la comitiva y a la que se han incorporado tanquetas de la Guardia Civil peruana.

El Rey parece molesto con tanta protección, y ya en la Universidad de San Marcos pidió espacio para su comitiva, solicitando la retirada de la abrumadora guardia personalperuana. También don Juan Carlos y doña Sofía han roto varias veces el protocolo y se han acercado a saludar a los espectadores de su recorrido sin sufrir protestas, sino todo lo contrario, buenas acogidas y empujones por estrechar sus manos.

Pacto Andino

En relación con el programa oficial del viaje hay que señalar que ayer los Reyes visitaron el aula magna de la Universidad de San Marcos, la más antigua de América, donde don Juan Carlos fue investido doctor honoris causa. En este acto el Rey pronunció unas palabras, en las que dijo: «Como Rey de España me siento obligado a velar por mi pueblo, pero como forma de vida, como comunidad cultural, no termina en nuestras fronteras nacionales, sino que se extiende hasta donde mi voz es entendida hasta donde llegan los pueblos, en que suena la misma lengua. No puedo ser verdaderamente Rey de España si no pienso en los pueblos hermanos, porque todos participamos de algo que no es patrimonio exclusivo de ninguno.»

En un plano más político se sitúan las palabras de don Juan Carlos en la sede del Pacto Andino, en el Acuerdo de Cartagena. Allí el Rey de España reiteró los deseos hispanos de participar en la articulación de la América Latina, señalando que la América hispanohablante no ocupa el lugar que le corresponde en el concierto de fuerzas. Añadió que ello merma las posibilidades de la presencia iberoamericana en el concierto internacional de naciones y destacó que «América del Sur y del Centro han quedado injusta y peligrosamente desenfocadas como centros de atención preferentes en el actual concierto internacional».

Añadió don Juan Carlos que «existe una inaceptable relegación de la zona, que, como españoles y hermanos, nos ofende y nos intranquiliza», y concluyó diciendo que no basta con protestar, sino que hay que buscar soluciones, materializando propuestas concretas: «De ahí nuestro interés por los esfuerzos integradores y las iniciativas que a esos efectos se generen en el seno de la fraternidad iberoamericana». Don Juan Carlos declaró, por último, que «el Pacto Andino es el proyecto más ambicioso y la más concreta realidad de cuantos ensayos integradores ha visto el continente», y reafirmó el deseo de España de potenciar su apoyo a dicho Pacto.

Las palabras del Rey fueron respondidas por el coordinador de la junta del Acuerdo de Cartagena, quien hizo un análisis de la situación del Pacto Andino, suscrito por Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela, en la crisis económica internacional y como nudo integrador de la América Latina. Prudentes fueron las palabras del señor García Velasco a la hora de hablar de las relaciones de España con el Pacto. Hablando siempre de Latinoamérica y no de Iberoamérica, el coordinador del acuerdo, dijo: «La junta del Acuerdo de Cartagena ha recibido recientemente la visita de una misión técnica española que, de manera clara, ha dado muestras de voluntad de cooperación que anima al Gobierno español en relación con el grupo andino. En esa reunión se examinaron las posibilidades concretas de acción conjunta en materia agropecuaria, industrial, comercial, de inversiones y tecnológica, lo que demuestra cuán fecundo puede ser, en beneficio recíproco, el diálogo entre España y el grupo andino.»

En la Casa de España

Por otra parte, los Reyes se reunieron ayer con más de 2.000 españoles, residentes en Lima, en la sede de la Casa de España. En medio de un gran entusiasmo, fue materialmente imposible organizar una cola ordenada de personas que permitiera, como era deseo de los Monarcas, estrechar una a una las manos de nuestros compatriotas que viven en Lima. Una mujer se desmayó, y don Juan Carlos acudió personalmente a interesarse por su salud.