La Generalidad de hoy se olvida de la de 1931
Con relación a la ordenación del territorio, la postura de la Generalidad de 1978 ha sido la antítesis de la que fue propia de la Generalidad de 1931. Ha consistido en evitar el planteamiento técnico y democrático del tema, con lo cual éste ha aparecido de forma espontánea. Por ello, son ahora grandes las posibilidades de manipulación demagógica y electorera de lo que es un problema serio y real.Tanto desde un punto de vista teórico o ideológico como desde un ángulo político, hubiese sido de esperar que la actual Generalidad provisional diese, desde sus muy primeros días de existencia, una absoluta prioridad a la defensa de la lengua catalana y la ordenacíón del territorio, con una reinstauración -previa revisión- de la división comarcal de Cataluña de 1936. En el campo de la lengua catalana, la actitud de la Generalidad fue -como tantas veces se ha informado en estas páginas- deplorable en extremo. Por esta razón tuvieron que ser los parlamentarios catalanes quienes instaran, con éxito, un decreto de enseñanza del catalán, que resultó adecuado y positivo. En el campo de la ordenación del territorio, la postura de la Generalidad ha sido también de inhibición
Comunicado de la Generalidad
El pasado 11 de octubre, la Generalidad hizo pública una nota aclaratoria de redacción muy tajante. Afirmaba la nota que «se propuso al Consejo (de la Generalidad) el posible nombramiento de una ponencia que preparase los estudios (sobre la organización territorial de Cataluña); esta propuesta no prosperó y fue rechazada de manera taxativa por cuanto que la complejidad de la cuestión escapa claramente de las competencias del Consejo Ejecutivo y es un asunto que, en todo caso, ha de decidir el futuro parlamento de Cataluña».
El comunicado de la Generalidad tenía carácter aclaratorio porque dos días antes, otra nota oficial de la misma Generalidad había aludido superficialmente al tema. Se deseó, pues, con la aclaración dejar bien claro que la Generalidad no quería entrar en una cuestión que -como han demostrado hechos posteriores- era viva y de urgente planteamiento. El proceso que siguió, en este tema la Generalidad de 1931 ha sido simplemente despreciado en 1978, pese al buen resultado que dio aquél, como prueba que, casi sin duda, la división establecida entonces vaya a servir ahora para la organización de las próximas elecciones al Parlamento catalán.
A causa de esta actitud de la Generalidad, el proceso de revisión y reinstauración de la división comarcal será mucho más lento y mucho más peligroso, por cuanto que la demagogia populista o localista podrá llevar la iniciativa, en vez de hacerlo los criterios técnicos y administrativos. El Parlamento catalán deberá empezar por nombrar una comisión técnica o disponer que la Generalidad lo haga. Su base de partida será la división comarcal y por veguerías establecida en 1936 y el aspecto más delicado de su trabajo será el evitar susceptibilidades a la hora de establecer retoques, así corno el lograr que éstos sean sólo los precisos. Veamos ahora qué posibles revisiones concretas deberá tomar en consideración.
La ciudad de Bañolas, conocida por su famoso lago, reivindica ser cabeza de una nueva comarca, cuya denominación sería Baixa Garrotxa. Comprendería gran parte de la comarca de El Gironés (cuya capital es Gerona) y parte de la comarca de la Garrotxa (capital Olot). La reivindicación es claramente apoyada por Esquerra Republicana y por el partido de Jordi Pujol.
La localidad de Mollerusa, actualmente dentro de la comarca El Segria, (cuya capital es Lérida), reivindica una comarca propia, que debería ser llamada Pla de l'Urgell. Afectaría también a las comarcas vecinas, en concreto a la del Urgell, cuya capital es Tárrega.
Santa Coloma de Queralt, situada en la Conca de Barbera (capital Montblanc) reivindica una comarca que recibiría el nombre de Baixa Segarra. Finalmente, en Arenys de Mar se solicita la constitución de la comarca del Alt Maresme, por segregación de la comarca de El Maresme (capital Mataró). A todo ello se agregaría una posible modificación en la división por vegueries, con la constitución de la del Alt Pirineu (Alto Pirineo) que comprendería la antigua región número nueve de la división de 1936, más la comarca de la Cerdaña.
Veguería "versus" comarca
Se trata, en síntesis, de muy pocas modificaciones, que afectan a unas cinco comarcas, sobre un conjunto de 38. Más importante deberá ser la posibilidad de opción administrativa entre el marco comarcal y el de la veguería, con prioridad a este último en la mayoría de casos, ya que su extensión y su número -nueve- lo convierte en adecuado para numerosas acciones de Gobierno.
El tema, pues, de ser enfocado con serenidad, no tiene por qué ser delicado. Lo único preocupante es que la falta de un planteamiento técnico y democrático desde arriba llegue a generar una intencionada demagogia desde abajo, como sucedió hace muy pocos años en Italia, con motivo del establecimiento de una nueva división territorial. La posibilidad de algo parecido es ahora evidente, cuando la marginacíón de la estructura comarcal ha obligado o está obligando a las fuerzas parlamentarias catalanas a modificar su anteproyecto de Estatuto.
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