La UNESCO modera el papel tutelar del Estado sobre los medios informativos
Ayer concluyó el debate sobre la información que se desarrollaba en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con motivo de su conferencia general bianual. Fue adoptada una declaración de compromiso preparada por el director general del organismo, Amadou Mahtar M'Bow.
En dicho texto se suprimió el párrafo del artículo XI que había acalorado las discusiones en el seno de la UNESCO y en los medios informativos occidentales, y en el que se incitaba «a los Estados a vigilar la aplicación de la declaración». El texto reemplazante es genérico, y dice: «Para que esta declaración sea eficaz es preciso se garantice la existencia de condiciones favorables para la acción de los medios de información, de conformidad con los derechos del hombre.» El nuevo texto de la «Declaración sobre la contribución de los órganos de información al refuerzo de la paz» se estima no resuelve el litigio de fondo planteado: los países comunistas, los del Tercer Mundo y los occidentales, enfocan cada cual el problema de la información de manera distinta y, parece ser, irreconciliable.El 80% aproximadamente de las informaciones que circulan en el mundo proceden de las cuatro grandes agencias transnacionales AP, UPI, AFP y Reuter, alemana, americana, francesa y británica. La soviética Tass cubre fundamentalmente el resto de los países en el área sometida a la influencia de Moscú, con excepción de China, cubierta por la agencia Nueva China. Estas agencias, que transmiten cada día 33 millones de palabras, sólo dedican del 20 al 30% de sus informaciones a los países del Tercer Mundo, que, en contrapartida, representa casi las tres cuartas partes de la humanidad. Las referidas agencias, según los últimos datos sobre el particular, no mantienen muchos corresponsales en los países del Tercer Mundo: 34% en Estados Unidos, 28% en Europa, 17% en Asia y Oceanía, 11 % en América Latina, 6% en Oriente Próximo y 4% en África. Añádase que la mayor parte de estos corresponsales, incluso en los países del Tercer Mundo, son americanos, franceses, alemanes o británicos.
De esta manera, los países del Tercer Mundo, en el debate que se ha desarrollado en el marco de la UNESCO, estiman que los sistemas multinacionales de información les imponen su manera particular de ver el mundo. Pero, en el mismo sentido, añaden que la manipulación «a través del tráfico de las noticias» se ejerce también con otros medios hegemónicos de diversos medios de información: en primer lugar, con la nosesión de los mass media a través de inversiones directas en el Tercer Mundo.
Monopolio de la información
Más aún: la mayor parte de los países del mundo han creado agencias nacionales de información para el servicio extranjero. Todas ellas dependen de las «cuatro grandes» ya citadas. En el mismo sentido, anotan los expertos del Tercer Mundo: en 1975 se editaban en el planeta 8.000 periódicos diarios de información general y, al margen de algunas docenas que, por su importancia, mantienen corresponsales particulares en los grandes centros de información mundial, toda la información internacional de esos diarios procede de las cuatro grandes agencias ya enumeradas. Pero aún existe otro medio de control decisivo: el monopolio de la publicidad en el mundo, representado por las grandes agencias de publicidad, paralelas a las grandes agencias de información.
Sector audiovisual
Este impresionante poder de las agencias informativas de prensa se suma al no menos influyente en el sector audiovisual: los países desarrollados, incluida la URSS, disponen del 90% de las frecuencias radiofóriícas. Por lo que a televisión se refiere, aunque los países en vías de desarrollo evolucionan regularmente, hoy por hoy, la gran mayoría de los 366 millones de televisores que funcionan en el planeta están concentrados en los países ricos. Estos mismos países controlan totalmente los sistemas de transmisión por satélites. Y, por fin, estas naciones desarrolladas exportan también el 91 % de los libros que circulan en el mundo. Lo antedicho se revela esencial en el debate sobre el «nuevo orden mundial de la información» que reclaman los líderes del Tercer Mundo. Ello, sin embarao. es matizado, en el mundo occidental: «Este discurso sobre el anticolonialismo informativo sirve de pretexto a los países en vías de desarrollo para prohibir en sus sociedades respectivas todo lo que no les interesa.»
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