Ha muerto la antropóloga Margaret Mead
Ayer falleció, en el hospital Nueva York, de la citada ciudad norteamericana, la antropóloga estadounidense Margaret Mead, víctima de un cáncer que sufría desde hace un año. La señora Mead contaba 77 años de edad y había sido ingresada en el centro sanitario el pasado 3 de octubre. El cáncer que padecía no la hizo abandonar su trabajo en el museo de Historia Natural de Nueva York, adonde acudió hasta los últimos días de su vida.Nacida en Filadelfia y profesora de la Universidad de Columbia, Margaret Mead se dedicó principalmente al estudio etnográfico de los pueblos de Oceanía. De estos trabajos surgieron, entre otras, sus obras Adolescencia, sexo y cultura en Samoa, Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, El hombre y la mujer y La antropología, una ciencia humana.
Margaret Mead fue una especialista en lo que ella describió como los «condicionamientos de la personalidad social de ambos sexos». Trabajó en el campo de la psicología comparada de los niños, la etnología oceánica, la cooperación y competencia entre los pueblos primitivos y la comunicación cultural.
En una ocasión, la antropóloga norteamericana afirmó: «Siempre he hecho un trabajo de mujer». En sus estudios, en efecto, trató siempre de identificarse con la mujer nativa y evitó introducirse en las áreas que estaban vedadas a la mujer en las diferentes sociedades.
Apasionada por su trabajo, Margaret Mead dijo en una ocasión: «En mi profesión he encontrado una diversidad tal de ocupaciones que nunca he necesitado buscar un hobby».
La doctora Mead fue reconocida mundialmente en 1928, a los veintisiete años de edad, cuando publicó el libro, citado sobre Samoa, tras un viaje que realizó a Polinesia. Este libro obtuvo un enorme éxito editorial. En él comentaba la actitud de las tribus primitivas de Samoa, apenas en contacto con la civilización occidental, y estudiaba el comportamiento de las jóvenes en la vida de la tribu.
Margaret Mead fue directora del departamento de etnología del museo de Historia Natural de Nueva York. En 1971 fue galardonada con el Premio Kalinga. Estaba en posesión de veinte doctorados universitarios honoríficos.
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