La idea y su contraidea
A veces se dice y otras se calla, pero lo cierto es que en más de medio mundo sigue habiendo presos políticos: desde Chile hasta la Unión Soviética, y desde Argelia a Nicaragua, pasando por donde ustedes quieran pasar. Contra esta vergonzosa y dolorosa situación de hecho es difícil la lucha, y los buenos propósitos de los intelectuales clamando, casi siempre, en el desierto (que los políticos no suelen ver ni denunciar más que la mitad del problema) rara vez granan en resultados eficaces y libertadores. El hombre es bestezuela vengativa y poco madura, viborilla eternamente en agraz, que confunde, con harta frecuencia, la justicia, con la ley y aun con la ley del Talión.Alguna vez se me ocurrió cavilar que la cabeza del hombre pasó demasiado violentamente de la idea decimonónica y liberal de que el pensamiento no delinque, a la contraidea vigesímica y totalitaria de que el pensamiento es lo único que delinque. La frontera entre el pensamiento y la acción no está bien delimitada y los guardias encargados de su vigilancia naufragan en un mar de dudas, coacciones y contradicciones.
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