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Reportaje:

La riqueza cultural de Castilla y León está gravemente amenazada

La riqueza cultural y artística de muchas localidades de Castilla y León se halla en peligro como consecuencia de la escasez de recursos económicos, el abandono y la ineficacia de la política llevada a cabo por la Administración. Los municipios afectados por este desdén administrativo se hallan ante una disyuntiva: asistir a la ruina de monumentos o vender parte de la riqueza cultural para mantener el resto. Hace unos días, en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid, fueron, subastados restos de los retablos de la iglesia de Santa Cruz para sufragar gastos de la campaña de restauración de templos de la ciudad. El cuadro más destacado de los puestos a subasta fue adjudicado en 20.000 pesetas. La Ciudad de las tres catedrales, como se llama a Medina de Rioseco, no ha tenido otro remedio que recurrir a este sistema. Informa Luis Miguel de Dios.

«No teníamos más remedio que sacar a subasta una serie de objetos religiosos procedentes de los restos salvados de los hundimientos de la iglesia de Santa Cruz para conseguir dinero y acometer las obras de arreglo del tejado del templo de Santiago», declaró a EL PAIS Manuel Fuentes, alcalde de la villa vallisoletana.La subasta, celebrada a finales de octubre, contó con los correspondientes permisos y con el visto bueno de la comisión provincial del patrimonio histórico-artístico.

Sin embargo, los riosecanos se opusieron a que los objetos, tasados en dos millones de pesetas, salieran de su ciudad.

«No podíamos arriesgarnos a perder dinero -afirmó un miembro de la comisión pro-restauración de templos, entidad en la que participan todos los partidos políticos, centrales sindicales y grupos ciudadanos que lo han deseado-; sabemos que en otros pueblos se han vendido objetos religiosos pero la subasta, si es que la había, se realizaba en Valladolid, y a ellos sólo les entregaban las cantidades señaladas por los expertos; en numerosas ocasiones se ha recaudado más dinero; un dinero que nadie sabe dónde ha ido a parar; por eso, nosotros quisimos que la puja se celebrara en Medina y fuera pública.»

La subasta de Medina de Ríoseco, en la que se vendían trozos de retablos, arcones, columnas, peanas y algunas tallas de los siglos XVII y XVIII, no alcanzó los resultados apetecidos. Los profesionales de las antigüedades apenas intervinieron en la puja y la mayor parte de los objetos pasaron a ser propiedad «de los ricos que los llevan para colocarlos en sus chalets», según palabras de un portavoz de la comisión prorestauración de templos. La recaudación fue inferior al millón de pesetas «por lo que no nos queda más remedio que repetir la puja y añadir nuevos objetos».

«Ningún riosecano se ha opuesto a, la subasta que, además, puede servir, y éste era uno de los objetivos que perseguía, como denuncia», señaló a EL PAIS Félix Tomillo, miembro del comité local del PSOE. «Es preferible perder algo de nuestra riqueza artística para mantener el resto que obser var cómo se nos caen las iglesias y se deterioran las tallas mientras la Administración da largas al asunto o adopta soluciones que no sirven para nada.»

Efectivamente, ninguna de las personas consultadas se manifestó contraria a la venta de los objetos artísticos. «El pueblo ha sido generoso -dijeron-; ha dado dinero para acometer reparaciones y acelerar obras pero no se nos puede pedir más; la comisión pro restauración ha organizado conciertos y otros actos, pero las recaudaciones no cubren ni una mínima parte de los presupuestos de mantenimiento; no nos queda más salida que vender esas cosas que salvamos de los hundimientos de Santa Cruz.» El resto de las imágenes y tallas que se hallaban en la mencionada iglesia han sido trasladadas a los templos de Santa María y Santiago.

Pese a que varios monumentos, comenzando por el conjunto de soportales, están seriamente amenazados de ruina, el caso de la iglesia, de Santa Cruz alcanza proporciones escandalosas. El templo, de estilo herreriano, se halla situado en la rúa Mayor, en pleno centro del casco urbano. Las obras de restauración comenzaron en 1964, fecha en que aún la iglesia conservaba su tejado y los retablos interiores. Desde entonces, la Dirección de Bellas Artes y los sucesivos organismos que la han sustituido han librado, siempre con retraso, cinco millones anuales. El desembolso total ha sido fuerte, pero sólo ha servido para provocar la progresiva destrucción del monumento. En vez de acometer las reparaciones más urgentes, se intentó el arreglo total, para lo cual se levantó la cubierta. Año tras año se acababan los presupuestos asignados y se paralizaban las obras.

Actualmente, el deterioro de Santa Cruz ha llegado a extremos peligrosos. No sólo están amenazados los muros y retablos que aún quedan en pie, sino que el desgaste ha alcanzado a las paredes que sostienen la torre y ésta puede derrumbarse hacia la rúa Mayor.

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