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Socialistas y nacionalistas coinciden en el diagnóstico de la crisis vasca

«Los quince puntos del Ministerio del Interior son como el Piramidón: atacan la fiebre, pero no la causa que la produce», opinó ayer el diputado nacionalista vasco Javier Elorriaga, para explicar el sentido de la propuesta «para la pacificación de Euskadi», presentada la víspera por su partido en el Congreso. Dicha propuesta puede considerarse complementaria de la presentada hace unas semanas por el consejero socialista del CGV, José María Benegas, en su intervención en el Club Siglo XXI. Apurando un poco los términos, podría decirse que la propuesta socialista comienza donde termina la del PNV.

Ambos parten, sin embargo, de un diagnóstico común sobre la situación actual y de la común convicción de que es preciso unir el esfuerzo pacificador con una alternativa política. Pero mientras, Benegas pone el acento en el proceso de elaboración del estatuto de autonomía como «momento en que debe concretarse el esfuerzo por la pacificación», el PNV propone una serie de medidas previas al estatuto, aplicables ya y destinadas a llenar de contenido al CGV. De hecho, la única mención explícita al estatuto no aparece hasta el punto quince, que es como la culminación de los catorce anteriores. En este sentido, cabe decir que mientras los nacionalistas dirigen su propuesta fundamentalmente al Gobierno, al que emplazan a tomar una serie de iniciativas urgentes, el plan socialista cifra sus esperanzas en un acuerdo interno del conjunto de las fuerzas vascas en torno a la elaboración y negociación del estatuto.Así, desde la adopción y ejecución de medidas. relativas a la seguridad pública, a la descentralización de TVE, no menos de una docena de entre los quince puntos del PNV deberían concretarse en otras tantas tareas asumidas por el organismo preautonómico vasco. Por otra parte, Benegas definía lo esencial de su propuesta en el «esfuerzo por hacer qué el compromiso para la autonomía sea a la vez el compromiso por la paz vasca», y de ahí la importancia dada a la incorporación al proceso de los partidos extraparlamentarios, «incluso los más radicalizados». «Si se establece un procedimiento correcto de elaboración del estatuto, sin efectuar exclusiones de nadie -decía Benegas en una clara alusión a los sectores independentistas-, puede ser ese el momento de llegar a un acuerdo con los sectores más radicalizados y de negociar determinados puntos de sus reivindicaciones.» Los puntos del PNV no hacen referencia a estos sectores, aunque sí hay una mención a las condiciones de los presos vascos.

Otra diferencia entre ambas propuestas es el silencio del PNV respecto a la serie de iniciativas adelantadas por Benegas para «crear un clima popular propicio a la paz», y que van desde debates teóricos sobre la violencia a festivales por la paz. Precisamente, uno de los reproches de Benegas al PNV era el de «pasividad en función de pensar que el problema de la violencia no tiene arreglo a corto plazo y que sólo tendrá solución a largo plazo y con la autonomía». La propuesta socialista no sólo pone el acento en la «incorporación activa de la población para que se exprese en favor de la paz», sino que distingue entre actos aislados (como las manifestaciones) y un proceso más general de concienciación. Los actos aislados sólo serían positivos «cuando no supongan riesgos de enfrentamientos que los desvirtúen». Esta última alusión podría quizás explicar la prudencia con que el PSOE asumió la iniciativa de la manifestación antiterrorista del pasado día 30.

El PNV explica su plan

«Los quince puntos para la pacificación de Euskadi que presentamos en las Cortes el miércoles pasado no son sino nuestra respuesta a los quince puntos anunciados por Martín Villa para acabar con el terrorismo y asegurar la paz ciudadana. Porque consideramos que estos puntos son exclusivamente policiales y no van a solucionar el problema, porque éste se arregla ante todo y sobre todo, con medidas políticas que están en manos del Gobierno», declaró ayer a EL PAIS Marcos Vizcaya, diputado del PNV por Vizcaya.«Nuestros puntos, en conjunto, tampoco son una solución definitiva al problema, pero si, al menos, el camino para que se inicie un proceso serio de pacificación. Son, en definitiva, una plataforma de reivindicaciones o exigencias que nosotros consideramos que son mínimas para la pacificación, previas incluso a la elaboración y aprobación de un estatuto de autonomía.»

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«Si realmente al Gobierno, como dice, le preocupa el problema vasco, ahí tiene un libro de texto para que lo estudie. A partir de él sí puede iniciarse una solución a la problemática de Euskadi. Si el Gobierno, quiere hablar con nosotros de futuro ahí está nuestra postura de lo que pensamos. Es básico antes de hablar de estatutos de autonomía, de elecciones municipales o generales. Y esa va a ser nuestra postura de aquí a bastante tiempo. Ha de ser el Gobierno quien abra ese camino hacia la pacificación que no se hace, desde luego, con una masiva promulgación de normas policiales que pueden agravar aún más la situación.»

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