Blas Piñar pide el cese del teniente Gutiérrez Mellado
Ante varios millares de personas procedentes de Zaragoza y de otros lugares de España, el líder de Fuerza Nueva, Blas Piñar, ha pedido en un mitin celebrado en la capital aragonesa que el Rey destituyera de su cargo de vicepresidente y ministro al teniente general Gutiérrez Mellado. El motivo del enfado de Blas Pinar con el vicepresidente para la Defensa está en las recientes declaraciones formuladas por éste. Comentándolas agriamente, Blas Piñar ha dicho: «Posiblemente a él el coche no se lo abolle nadie»; «pido al Rey su cese, porque si no, nos va a dejar sin defensa y sin Gobierno».
Criticó de manera especial la frase de Gutiérrez Mellado según la cual el Ejército no se va a echar a la calle. Blas Piñar se preguntó si tampoco lo haría en el caso de que asesinaran al Rey, a los altos jefes del Estado Mayor o a un millón de españoles. Cuando el dirigente de ultraderecha exclamó durante el mitin: «¿Y si matan al Rey?», se escuchó una voz entre el público que gritó: «¡No caerá esa breva!», que fue largamente aplaudida por muchos de los asistentes.Durante otros momentos de su discurso, Blas Piñar dijo que Franco, al morir, lo había dejado todo atado y bien atado, excepto el perjurio y la traición. Calificó de vergonzosa la reacción española ante el conflicto del Sahara y de «piejosa» a la marcha verde. De la democracia, Blas Piñar dijo que la ve como a «Caperucita, que lleva dentro de su cesta al lobo feroz y a la mentira».
A lo largo de los repetidos ataques que lanzó contra Gutiérrez Mellado, Blas Piñar puntualizó varias veces que lo hacía «en el campo político y administrativo, pero no en lo militar».
Los servicios del orden de FN desplegaron antes del mitin y durante el mismo una febril actividad; a la entrada del lugar donde, se celebró registraban y cacheaban a todos los asistentes según iban llegando; abrían hasta los bolsos femeninos y en una ocasión estuvo a punto de producirse un conflicto al ser cacheado un policía que llevaba encima un arma de fuego.
Finalizado el mitin, muchos de los asistentes se dirigieron al templo del Pilar, al objeto de bendecir las banderas nacionales y estandartes de FN que portaban; a la cabeza de la comitiva podían verse algunos sacerdotes vistiendo sotana y con el brazo en alto, mientras otras personas gritaban eslóganes ultraderechistas tales como «Suárez, traidor, cantaste el Cara al Sol».
Durante la marcha hacia el Pilar hubo algún conato de enfrentamiento con los que salían de un mitin celebrado por el Partido Comunista casi a la misma hora en un salón cercano, y en el que Gregorio López Raimundo había recomendado el sí para el proyecto constitucional ante un auditorio de un millar de personas. Muchos de los participantes en el mitin comunista tuvieron que abandonar el local por la puerta trasera con objeto de evitar encontrarse a la salida con los grupos ultras procedentes del otro mitin.
Finalmente, Blas Piñar celebró una rueda de prensa, escoltado por varios miembros de FN que en todo momento rodearon a los informadores. En su reunión con la prensa Blas Piñar insistió en su no a la Constitución, y cuando se le preguntó qué opinión le merecía el texto elaborado por las Cortes dijo que simplemente no le gusta. Para la prensa, durante el mitin y después en la rueda informativa, tuvo frases de desagrado. A la pregunta sobre cuáles son sus relaciones con el Gobierno italiano después de que una compañía de su Ejército le rindiera honores ante el monumento al soldado desconocido, el dirigente de FN respondió: «Pregúntenselo ustedes a los italianos.»
También la dimisión de Martín Villa
Un grupo de miembros de Fuerza Nueva, encabezados por el presidente de la junta de Madrid del partido, intentó ayer entrevistarse con el ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, para entregarle una carta en la que piden su dimisión del Gobierno, así como 155 esquelas con los muertos por el terrorismo, como las que se exhibieron en la manifestación ultraderechista del pasado viernes.
El señor Martín Villa no recibió al grupo, que fue atendido por el secretario particular del ministro. El secretario aceptó la carta, pero rechazó las esquelas.
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