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Giscard y Schmidt dispuestos a poner en marcha rápidamente el Sistema Monetario Europeo

El Sistema Monetario Europeo se concretaría definitivamente para finales del año en curso. Tal fue la esperanza que manifestaron conjuntamente, tras el almuerzo de trabajo celebrado ayer en el palacio del Elíseo, el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, y el canciller alemán, Helmut Schmidt. Este último procedía de Roma, en donde se había entrevistado con las autoridades italianas sobre la misma cuestión.

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El presidente galo y el canciller alemán dialogaron durante una hora y cuarto antes de trasladarse al Centro de Cultura Georges Pompidou para visitar la exposición París-Berlín. Medios allegados al presidente recordaron que el encuentro estaba previsto desde hace varias semanas para estudiar la puesta en marcha rápida del Sistema Monetario Europeo (SME) del que alemanes y franceses son los pioneros en el seno de la Comunidad Económica Europea (CEE). Conviene saber igualmente que los días 4 y 5 del próximo mes de diciembre se celebrará, en Bruselas, la cumbre europea destinada a formular definitivamente el proyecto franco-alemán.El mayor obstáculo al SME procede de las reticencias italianas y británicas, fundadas en la debilidad de sus divisas y en sus tasas de inflación, superiores al 10%. Las autoridades de Roma y Londres estiman que estos fallos de sus economías respectivas les desaconsejan someterse a un sistema monetario estricto, que, de manera más o menos rápida les obligaría a devaluar la lira y la libra.

"Cumbre" en Bruselas

Lo expuesto explica el ir y venir de los dirigentes de los cuatro grandes de la CEE durante los últimos días: el señor Giscard visitó a los dirigentes italianos la semana última. El señor Schmidt llegó ayer a París procedente de Roma, en donde dialogó con el primer ministro, señor Andreotti, que, a su vez, el próximo día 22, viajará a Londres para entrevistarse con su homólogo británico, señor Callaghan. A la vista de las conversaciones Schmidt-Andreotti, en Roma, se estima que el SME, aunque con dificultades, camina hacia la cumbre que lo consagrará como un hecho en Bruselas. Los responsables italianos, en efecto, como ya se lo habían sugerido al presidente francés la semana pasada, desean asociarse al Sistema Monetario, pero de manera gradual. Esto, en la práctica, quiere decir lo siguiente: se crearía una especie de serpiente monetaria pata los países de divisas débiles, como Italia y Gran Bretaña. Más claro aún en los hechos: los alemanes, temerosos de que el marco sea el pagano del SME cuando haya que socorrer a una divisa en peligro, se habían manifestado los más intransigentes y pedían que, desde el principio, el nuevo sistema monetario se ajustase a una fluctuación máxima del 2,5%.

Ayer, los señores Schmidt y Giscard señalaron que «estas tormentas monetarias -se referían al dólar- evidencian aún más la necesidad de un SME que salvaguarde a Europa occidental de los movimientos incontrolables del dólar». Los dos hombres recordaron igualmente que sus concepciones sobre la cuestión eran similares. En definitiva, cara a la cumbre decisiva de Bruselas sólo quedarían dos escollos importantes: los banqueros alemanes, a quienes el canciller debe convencer de que no tendrán que financiar a la lira y demás monedas erosionadas por la crisis económica, y los británicos, cuya voluntad europea en éste como en otros aspectos aún no se ha consolidado.

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