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La policía explica su actuación frente a los delincuentes juveniles

La detención el pasado día 10 de nueve jóvenes, seis de ellos menores de edad y con numerosos antecedentes en su haber, ha vuelto a poner de actualidad el tema de la delincuencia juvenil. En una conferencia de prensa, realizada ayer en la Jefatura Superior de Policía, y a la que asistieron dos de los inspectores que han llevado el caso y el comisario jefe de la comisaría de Usera, señor Maroto, se informó a los periodistas más extensamente de dos operaciones policiales diferentes, aunque relacionadas ambas para la desarticulación de la misma banda, así como de la muerte de un presunto atracador de diecinueve años, Eduardo Sánchez, el Sevillano, perteneciente al grupo hasta hace unos días.Según informaron los inspectores, el pasado día 13 eran puestos a disposición del juzgado Francisco Javier Callejo Jiménez, el Picota, de diecinueve años, y a disposición del Tribunal Tutelar de Menores el Gasolina, de catorce años; el Fitipaldi, de quince; el Butano, de catorce años, y la Chinorri, de catorce años. Estaban acusados de ser los presuntos autores de tirones, robos, atracos y hurtos de uso en casi todos los distritos madrileños. La detención pudo realizarse gracias a que todos se reunían para dormir en una furgoneta abandonada existente en un descampado de Orcasitas, y en la que a veces llegaron a pernoctar hasta catorce personas. «Sabían perfectamente las horas de los controles policiales y hablan cambiado de método; desde que fueron instalados robaban los automóviles, algunos a punta de pistola, aunque ésta fuera falsa, antes de la una y media de la madrugada, los aparcaban tranquilamente y a las seis de la mañana continuaban la carrera», manifestó uno de los inspectores. Sin embargo, en algunas ocasiones decidieron salir de noche y fue entonces cuando se protagonizaron algunos tiroteos de carácter intimidatorio por parte de los policías de controles. « En una ocasión el Gasolina llegó a sacar un pañuelo blanco y dieron el cambio de luces como si llevaran a alguien enfermo. Aunque los policías no se dejaron engañar y dispararon a las ruedas, consiguieron huir.»

Tras la detención que motivó el ingreso en la cárcel de el Picota, el resto pudo salir a las pocas horas. La madre de el Fitipaldi se hacía cargo en el juzgado de éste y de el Gasolina, en tanto que el Butano se iba del centro de educación especial a las tres horas, y la Chinorri esperaba al lunes 16 en que cumplía catorce años para marcharse del reformatorio donde estaba. Se da la circunstancia que dos días después de la detención el Butano volvía a estar en la comisaría por supuesto robo de una bicicleta; veinticuatro horas más tarde repetía la escapada del centro donde se le ingresó.

Una chabola de Vallecas

Ante esta situación y las numerosas denuncias que por robo de automóvil se presentaban, la comisaría de Usera comenzó un nuevo servicio policial, que concluyó en la madrugada del día 20 con la segunda detención de el Gasolina, el Butano y la Chinorri. También eran detenidos en la misma chabola de Vallecas el Mosqui, de catorce años; Gabriel Ruíz Alisen, el Besugo, de diecisiete años; Manuel Burgos Expósito, el Chico, o Manitas de Plata, de diecisiete años, y Juan González Conde, el Rizos, de la misma edad que el anterior Posteriormente se intentó la detención de el Colega, de quince años, y el Fitipaldi, que, al parecer, habían sustraído un Renault 5 y un Renault 12 esa misma noche con los que lograron darse a la fuga; minutos más tarde y en sus respectivos domicilios familiares fueron detenidos.En el automóvil conducido por el Fitípaldi iba, según informaron los inspectores de Usera, Eduardo Sánchez Cela. el Sevillano que fue el único que logró escapar y que el pasado martes en unión de otros tres jóvenes intentó asaltar armado con una escopeta una en la calle de Generalife, delito que fue frustrado por el padre del joyero guardia civil retirado, al herir mortalmente a el Sevillano y alcanzar a dos de sus acompañantes. La misma joyería había sido robada mediante fractura de cristal,seis días antes, al parecer también por el Sevillano, a quien presuntamente acompañaban el Mosqui y el Besugo, que se apoderaron de joyas valoradas en 1.200.000 pesetas.

"La Chinorri", en solitario

«En la chabola de Vallecas encontramos una escopeta del calibre 12 milímetros de un cañón, armas blancas, pistolas simuladas, fustas, anillos y relojes. En un descampado hallamos una bolsa que estaba enterrada y que contenía las joyas robadas y más tarde se supo que los cuatro millones de pesetas en alhajas, al parecer procedentes de un robo en un domicilio de la calle de Marqués de Urquijo habían sido entregadas a la madre de el Colega, quien había vendido unas y pignorado el resto en la caja de ahorros. Se cree que el total de las joyas recuperadas superan los diez millones de pesetas. Según manifestaron los inspectores se habían comprobado unos cincuenta delitos realizados por la banda y desde que se encontraban detenidos había descendido en la zona el número de denuncias por sustracción de vehículos en un 70%. La Chinorri llegó a asaltar sola con una pistola simulada un bar de la Ciudad de los Angeles para conseguir tabaco para los muchachos, y el Picota, con otra arma similar, asaltó a una prostituta en la calle de la Ballesta para robarle. La mujer, que no era tonta, le dio el bolso con mucha pasta; minutos después, el Picota comprobaba que la pasta era un paquete de tabaco. »A raíz de la detención de todos estos jóvenes el jefe superior de Policía se entrevistó con el presidente del Tribunal Tutelar de Menores. «Por el momento hemos conseguido que las catorce plazas existentes del único centro especial para menores, situado en la cárcel concordatoria de Zamora, se amplíen a dieciocho, por lo que además de el Gasolina irán otros tres. Pero la auténtica solución consistiría en la revisión total de la legislación vigente, que se ha quedado arcaica y no-permite actuar a los magistrados, con lo que no hacemos más que detener a las mismas personas», manifestó eljefe superior, Francisco de Asís Pastor.

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