La burocracia empieza a la puerta de los grandes hospitales
«Camillas de 1,85 metros, un equipo de oxígeno con monorreductor, botiquín de primeros auxilios, un respirador, una incubadora -las que posee la Seguridad Social consisten en una caja de cristal en cuyo interior hay que colocar bolsas de agua caliente para mantener la temperatura del niño- y un equipo de reanimación como equipamiento mínimo imprescindible, así como la necesidad de una reglamentación que cuide por la necesaria higiene y buen estado del vehículo» son, en opinión de los trabajadores, las primeras medidas que deberían ser adoptadas por la Administración como única garantia de que el enfermo reciba u servicio adecuado a su cotización la Seguridad Social.En un recorrido por algunos centros sanitarios, además de las irregularidades -ya descritas- en las ambulancias, se puede comprobar la falta de previsión de las autoridades sanitarias en cuanto a la accesibilidad de las urgencias. De su estado y de algunos incidentes ocurridos informamos a continuación.
La Paz
Junto a la entrada, a la sombra de una señal que indica sólo urgencias, están permanentemente aparcados coches particulares. En el mismo túnel y frente a la puerta por la que entran los ocupantes de las ambulancias, se encuentra un estacionamiento para coches del personal sanitario. Delante aparcan las ambulancias, ya vacías, en espera de «conseguir» algún servicio. Ante la falta de espacio libre disponible, las ambulancias que llegan con enfermos se ven obligadas a parar en medio del túnel, con lo que se obstaculiza cualquier posible llegada o salida de ambulancias.
«Aquí -denuncian los trabajadores- el celador nunca sale a ayudarnos a recoger al enfermo, con quien tenemos que permanecer hasta que se comprueban los papeles y llega la orden de ingreso del médico. Casi siempre estos trámites duran alrededor de media hora, con lo que, involuntariamente, se forman enormes colas de ambulancias también ocupadas.»
Hemos permanecido estacionados durante veinte minutos en el acceso a urgencias, sin que nadie nos comunicara la infracción.
Al poco tiempo de nuestra llegada, una ambulancia de la Seguridad Social trae una mujer de edad avanzada, quien viene acostada directamente sobre el plástico de la colchoneta que está sobre la camilla y tapada con una manta. Tanto el taxista como el camillero van sin uniforme -requisito que, según el doctor Ruiz Morón, se exige en el contrato- y sin distintivo que los identifique. Son los propios familiares de otra enferma que llega en un coche particular quienes sacan del interior del edificio la silla de ruedas para colocarla, y no el celador de turno.
Ambulancia de la Seguridad Social: Las dimensiones del vehículo son tan pequeñas que un enfermo de 1,65 de altura, con escayola, y una vez cerrada la trampilla posterior, tendría que permanecer encogido; sólo dispone de una botella de oxígeno, no lleva botiquín, y la manta, ya utilizada, es colocada para recoger a otro enfermo.
La entrada de urgencias de traumatología también se encuentra llena de coches aparcados, impidiendo cualquier maniobra. Una ambulancia de la empresa Europa, contratada por la Seguridad Social, transporta una señora con muletas, que tiene que entrar por su propio pie al hospital. El piso de la ambulancia es de moqueta -los frecuentes vómitos, olores y riesgos de infección permanecen durante días, al ser difícil su limpieza diaria e inmediata a la evacuación de un enfermo-, el techo es de lona plastificada y está rasgado y levantado por la parte posterior derecha, y los pilotos, rotos. La entrada de urgencias del pabellón infantil está totalmente bloqueada por coches particulares.
El Piramidón
A pesar de su reciente apertura y construcción, tanto particulares como taxis, ambulancias y camiones de abastecimiento tienen que utilizar el mismo acceso y que está señalizado con urgencias. Las ambulancias, en este caso, están obligadas a ceder el paso a los coches que se aproximan por su derecha. Aunque está prohibido, también aquí los coches aparcados invaden la carretera. Antes de la salida del túnel de uraencias nos encontramos dos camiones de abastecimiento que se encontraban descargando, obligándonos a parar. Finalizada esta operación, que se realiza a diario, hay que respetar un stop, originándose atascos y pérdida de tiempo de las ambulancias que esperan dejar los enfermos que transportan.
Puerta de Hierro
El acceso, en este caso, no sólo es el mismo para ambulancias y camiones de abastecimientos. También es entrada y salida obligada para los furgones que transportan cadáveres, y cuyo depósito está instalado junto a la puerta de urgencias.
De una ambulancia de la empresa contratada salen dos jóvenes, taxista y camillero, que a punto estuvieron de hacer caer a la anciana que transportaban.
Una señora sale de una de las ambulancias propiedad de Puerta de Hierro, utilizada para el traslado interno de enfermos, llevando en la mano la sonda que tenía puesta. No recibe ninguna ayuda.
El Clínico
El acceso, también ocupado a ambos lados por coches particulares, es utilizado en ambos sentidos. Tanto por los coches aparcados, como por la escasa dimensión de la calzada, es permanente la situación de bloqueo que se produce. Nuestro coche, entre otros muchos, permaneció «atrapado» durante diez minutos hasta que ambulancias y vehículos que venían de frente comenzaron, uno por uno, a dar marcha atrás. Este es el único acceso que. por otra parte, existe para todos los servicios del hospital.
Una ambulancia ocupada que llegó desde Isaac Peral se vio obligada a esperar veinticinco minutos para recorrer los escasos trescientos metros que la separaban de la sala de ingresos.
Esla entrada, utilizada sólo para ambulancias, se utiliza tanto por vehículos particulares como por ambulancias, al ser el único camino de salida a Isaac Peral.
La Concepción
Las ambulancias que se dirigen a urgencias tienen que ascender por una rampa bastante inclinada, por la que un vehículo de techo algo elevado no tiene cabida.
En este acceso, para trasladar al enfermo al interior del edificio, la ambulancia se ve obligada a realizar una operación de auténtico malabarismo.
Francisco Franco
Los particulares y personal sanltario también infringen la señalización «sólo para ambulancias». Inmediatamente antes de la puerta de urjencia se encuentran las cocinas, por cuyas ventanas se descargan los alimentos.
De una ambulancia de la empresa Moreno descienden un hombre de mediana edad transportando él mismo el suero que había llevado en la mano -la ambulanciaa no tiene altura suficiente para producir el goteo imprescindible- durante el trayecto. El interior de la ambulancia está lleno de polvo, no lleva oxígeno y sólo iba un empleado -es obligación que vaya una pareja-.
El Francisco Franco, para cerca de 500.000 beneficiarios, sólo cuenta con cuatro salas para recoger enfermos que llegan en ambulancias, y con una capacidad para diez camillas. La falta de espacio provoca la retención en el túnel de las ambulancias.
Una ambulancia propiedad de la Diputación, al llegar al túnel de acceso, tiene que detenerse, plegar los espejos exteriores para poder pasar y esperar que los camiones de abastecimiento terminen de descargar.
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