Los sindicatos británicos censuran los límites salariales gubernamentales
Las agudas discrepancias sobre la política salarial más conveniente dominan la escena británica, donde ni Gobierno y sindicatos, por un lado, ni la propia oposición, de otro, son capaces de encontrar una fórmula de convergencia que aleje del horizonte el fantasma de una inflación en alza. Mientras tanto, empresas y trabajadores se disponen a negociar sin tener en cuenta el tope del 5% de aumento fijado por el Gobierno, después que los sindicatos rechazaran y censuraran ayer este límite.
La conferencia del Partido Conservador, en Brighton, que dedicó ayer la mayor parte de su tiempo al debate sobre política económica, muestra entre los tories una parecida división sobre salarios a la exhibida la semana pasada en Blackpool por el partido gobernante.
Los puntos de vista de la líder Margaret Thatcher en favor de la libre negociación colectiva entre trabajadores y empresarios han sido contestados por el portavoz del partido para empleo, James Prior, que se muestra partidario de la vigencia de topes salariales. Este punto de vista fue remachado en su intervención por el ex jefe conservador Edward Heath, quien dijo a los delegados de su partido que, en las actuales circunstancias, los tories no deben intentar sacar ventaja de las dificultades económicas del Gobierno.
El señor Heath, que se mostró más cerca de la política salarial de James Callaghan que de la que propugna la señora Thatcher, señaló que el precio a pagar por el abandono de una política de contención salarial sería el deslizamiento británico por la pendiente de una inflación descontrolada.
Negociaciones oficiales
Mientras tanto, la distancia que separa las aspiraciones del Gobierno y de los sindicatos no ha sido reducida por la cumbre de tres horas mantenida el martes por la noche entre ambas partes en el 10 de Downing Street. El comité económico de Ias TUC (Trade Unions), reunido ayer en Londres, emitió un comunicado calificando el actual punto muerto de «difícil y delicado». El primer ministro, el titular de Hacienda y el vicejefe del Partido Laborista reiteraron a los representantes de los trabajadores que el Gobierno, tal y como el señor Callaghan anunció en Blackpool, no está dispuesto a abdicar de su política salarial del 5%.El secretario general de los sindicatos, Len Murray, por su parte, ratificó que los trabajadores está dispuestos a cooperar con cualquier estrategia destinada a mantener en una sola cifra el índice inflacionario, siempre y cuando el precio a pagar no sea la contención de sus aumentos salariales en el 5%.
La compañía automovilística Ford y la firma Oxígeno Británico ya han ofrecido a sus 57.000 y 3.000 trabajadores manuales respectivos aumentos directos del 8%, más primas de productividad. Si las ofertas se concretan en un compromiso, ambas compañías caerán inmediatamente fuera de la ley y el Gobierno del señor Callaghan tendrá ocasión de demostrar si está dispuesto a llevar su rigidez hasta las últimas consecuencias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.