La Junta de Andalucía rechaza el Plan de Ordenación Territorial de su región

El Plan Director Territorial el Coordinación de Andalucía está a punto de ser «definitivamente liquidado, debido a su centralismo y falta de contacto con la realidad regional», según ha declarado en Almería el consejero de Obras Públicas y Urbanismo de la Junta de Andalucía y diputado por Sevilla, Rafael Escuredo.La derogación -o, al menos, modificación- del real decreto 1873/76, de 18 de junio, por el que se acordó la elaboración del plan, ha venido siendo reiteradamente solicitada por los representantes de los colegios, delegaciones y asociaciones profesionales de las ocho provincias andaluzas, en base principalmente a la composición de la comisión regional de planeamientos encargada de su elaboración. La comisión ha estado, en efecto, constituida por los presidentes de las diputaciones provinciales y los gobernadores civiles, más ocho representantes de la Administración central, sin que en la misma hayan intervenido representantes designados por el pueblo y que actúen en su nombre.

El Plan de Dirección Territorial de Andalucía, en su actual redacción, plantea la centralización de las inversiones en el eje Sevilla-Cádiz-Huelva, para condenar al resto de Andalucía a la desertización y la supervivencia en base a la agricultura. El nuevo plan que se redacte para sustituirlo tendrá que romper, por su parte, con dicha centralización, partiendo de la comarcalización del territorio y planificando el desarrollo de las diferentes comarcas desde las provincias respectivas. Se trata, asimismo, según palabras del director general de Ordenación Territorial de la Junta de Andalucía, Guillermo Díaz, de «romper con el esquema de la preponderancia de lo urbano en los análisis para superar las contradicciones campo-ciudad».

Al contrario de lo ocurrido con el anterior plan, la nueva comisión regional de planeamiento estará integrada por una mayoría de representantes andaluces, al tiempo que serán establecidos los canales adecuados para permitir la participación del pueblo y de todas las fuerzas sociales en las distintas fases de su elaboración, posibilitando su pronunciamiento sobre los objetivos, acciones prioritarias, alternativas posibles y planes que lo desarrollen.