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Los cardenales piden que se informe oficialmente sobre la muerte del papa Juan Pablo I

Los cardenales reunidos en congregación general han solicitado conocer las circunstancias precisas de la muerte del papa Juan Pablo I, según informó ayer el diario La Stampa. El rotativo de Turín señala que los cardenales, ante «los interrogantes que se plantea la opinión pública» provocados por el hecho de que únicamente fue publicado un breve comunicado anunciando la muerte del Papa, la ausencia de un boletín médico y la negativa del Vaticano de proceder a una autopsia, han solicitado que los medios oficiales de información de la Santa Sede anuncien las circunstancias exactas de la muerte del Pontífice.

La Stampa, que no cita las fuentes de su información, deduce que es de esperar la publicación de una nota oficial del Vaticano antes de que se inicie el cónclave el próximo 14 de octubre.Por lo que se refiere al último cónclave, el que llevó al papado a Juan Pablo I, ha servido de lección a los cardenales. Hacinados, entonces, en pleno mes de agosto, con un aire ardiente y húmedo, los prelados parecen prever ahora un cónclave de mayor duración y no quieren repetir aquella terrible experiencia.

Mientras en la última elección de Papa la Iglesia adoptó modernos sistemas para evitar el espionaje electrónico, se siguieron conservando las viejas tradiciones. La capilla Sixtina, la sala Regia y la sala Ducal fueron cerradas a cal y canto. Todas las ventanas estaban precintadas y, de este modo, la renovación de aire era imposible. Además, se había multiplicado el número de cardenales electores y no existían las mínimas condiciones higiénicas que exigen los tiempos.

Resistir varios días en el recinto de clausura del cónclave es algo que debe rozar lo heroico. Y más aún teniendo en cuenta la ancianidad de buena parte de los prelados. En consideración a todas estas dificultades, el cónclave que comienza el próximo sábado tendrá dos novedades: primero el recinto se ampliará a las habitaciones que normalmente ocupa el prefecto de la Biblioteca Vaticana, monseñor Stickler. De este modo se atenuarán posibles síntomas de claustrofobia, en el caso de que el cónclave tienda a alargarse.

Igualmente, algunas ventanas -las más lejanas a los salones donde se desarrolla la elección- podrán mantenerse entornadas. Hasta el último cónclave, estas ventanas eran precintadas y cubiertas de pintura para aislar a los electores del exterior. La última vez, desesperados por el calor y el hacinamiento, algunos cardenales rompieron los vidrios de una de ellas para dejar pasar el aire.

Problemas de liquidez en las arcas vaticanas

Los 3.000 empleados y 2.000 pensionistas que cobran sus sueldos de las arcas vaticanas puede que, en esta ocasión, se queden sin los dos estipendios extraordinarios que la tradición marca les han de ser pagados en el caso de sede vacante. Tras la muerte de Pablo VI, el Vaticano pudo hacer frente a la costumbre. Primero se les dio el equivalente a un sueldo y luego, a la llegada de Juan Pablo I al trono de Pedro, todos los empleados pontificios -sin distinción de rangos- recibieron algo más de 20.000 pesetas en concepto de gratificación. Sin embargo, ahora -con dos papas muertos en sólo 53 días- las cosas se complican.Las misteriosas finanzas vaticanas siguen sien o saneadas, a pesar de las grandes pérdidas (se calcula que fueron por lo menos 8.000 millones de pesetas) que costó al Estado vaticano la quiebra del Banco Sindona, a través del cual canalizaba parte de sus inversiones y especulaciones monetarias.

Sin embargo, las arcas papales parecen pasar por un mal momento de liquidez, debido a los gastos ocasionados por las dos últimas sedes vacantes. Hay quienes piensan, que una de las causas de la actual situación reside en la disminución de ayudas económicas de los católicos norteamericanos, quienes veían en Pablo VI a un Papa demasiado abierto y dialogante con los comunistas.

Como solución inmediata a estos problemas coyunturales el Vaticano ha adoptado una serie de medidas urgentes: los empleados que habitan pisos propiedad de la Santa Sede están recibiendo cartas en las que se les comunica un aumento de los alquileres y también han subido algunos de los productos que se venden en el economato libre de impuestos de la Ciudad del Vaticano, al que sólo tienen acceso los que trabajan para el pequeño Estado. Desde el final de la semana pasada, las cajetillas de tabaco extranjero cuestan siete pesetas más, y el café, por poner otro ejemplo, ha aumentado su valor en cuarenta pesetas el kilo.

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