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García Valdés: "Estoy incapacitado para la opresión y el terror"

Carlos García Valdés, director general de Instituciones Penitenciarias, intervino ayer en el Club Siglo XXI, de Madrid, en el que pronunció una conferencia sobre el tema «La reforma penitenciaria: crónica de una transición».

Comenzó recordando que en el momento de acceder al cargo se encontró con prisiones quemadas, funcionarios procesados y encarcelados y un director general, Jesús Haddad, asesinado, por lo que se fijó un objetivo primordial: llevar adelante la reforma penitenciaria iniciada por su predecesor. Para ello -añadió el conferenciante- se le ofrecían dos alternativas: mantener o restablecer, en su caso, en los establecimientos una disciplina férrea, un orden inquebrantable, o bien establecer una vía de diálogo paciente con la población reclusa, accediendo a muchas de sus peticiones razonables y añadió que optó por esta segunda vía, porque era, entre otras cosas, la que responde a su actitud vital, ya que, dijo «soy un liberal independiente y crítico, como me enseñó a serlo la ciencia, que respeta a todos sus semejantes y está incapacitado para la opresión y el terror».La trayectoria seguida -añadió Carlos García Valdés- se comprende a través de las circulares que ha dictado, y que divide en dos grupos, «aquellas que significan una concesión de reivindicaciones reiteradamente solicitadas por los reclusos y razonables en muchos de sus puntos, y las que se refieren a ir asegurando, sin estridencias, una ordenada convivencia, indispensable para la misma reforma en el interior de los centros penitenciarios».

«A diferencia de otras épocas -añadió más adelante el director general- en que se castigaban meras actitudes reivindicativas, las firmes medidas tomadas se destinan a reclusos fuguistas y autores o instigadores de graves, alteraciones de la convivencia, como motines, incendios, palizas o violencias a otros internos; indisciplina manifiesta, referida a amenazas, agresiones, coacciones, insultos o provocaciones a los funcionarios», entre otras causas.

«Yo me muestro relativamente satisfecho -añadió el director general- de lo conseguido en estos pocos meses: progresiva normalización, llena de equilibrios, de la situación carcelaria; dar a conocer a la opinión pública la verdad, grande -por el sacrificado esfuerzo de un equipo empeñado en la reforma- y mísera -por la situación de origen de la que partimos- de nuestro penitenciarismo y haber desenmascarado organizaciones de presos, que se habían convertido en auténticas mafias, que desde el primer momento de mi gestión se engañaron a sí mismas al provocar graves conflictos sin haber dado tiempo a que la clara reforma emprendida se empezara, tan siquiera, a consolidar.»

«Por lo que se refiere a los funcionarios -concluyó el conferenciante- me importa señalar hoy aquí que he sido testigo excepcional de su esfuerzo y sacrificio en los últimos meses, de su adaptación disciplinada al diálogo, a veces imposible, con todos los reclusos, y hoy estoy en condiciones de decir de los diferentes cuerpos que forman un conjunto profesional que ha apoyado la reforma.»

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