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La dramática situación libanesa pasa a debate del Consejo de Seguridad

Tras el breve bombardeo efectuado anteanoche por tres cañoneras israelíes contra «bases palestinas» de Beirut, considerado sólo «simbólico», el Consejo de Seguridad de la ONU decidió ayer reunirse para tratar el grave problema de Líbano, después de un pedido hecho en ese sentido por Estados Unidos. Israel no ha lanzado ni anunciado ninguna intervención militar en los enconados combates que ayer siguieron resgistrándose en la capital libanesa, con pérdidas de cientos de vidas.

Tanto el ataque «simbólico» de Jerusalén, al que también se atribuye un propósito de moderada «advertencia,» a Siria, como la creciente presión siria contra las milicias cristianas, que no se suavizó después de la acción israelí, son, observadas en las Naciones Unidas como un último esfuerzo de los contendientes por mantener o ganar posiciones antes de que se concrete el cese de las hostilidades.Al solicitar la reunión del Consejo de Seguridad, el departamento de Estado norteamericano indicó que el organismo debe «establecer un alto el fuego y la separación de fuerzas en Líbano». Pocas horas antes, los cristianos libaneses volvieron a hacer otro dramático «llamamiento al mundo y a los países hermanos» para salvar a sus familias en un sector del Este de Beirut que ha sido rodeado por las fuerzas sirias.

Según informó el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jody PoweIl, el presidente Jimmy Carter y el dirigente soviético Leónidas Brejnev mantuvieron ayer un «contacto» para examinar el rápido deterioro de la situación libanesa. Powell reveló que Carter se comunicó además con «los líderes de Israel y Siria», y probablemente con los presidentes de Francia y Líbano, Valery Giscard d'Estaing y Elías Sarkis, respectivamente. La Casa Blanca ya había anunciado su respaldo a la propuesta francesa, rechazada anteayer por Beirut.

La decisión del Consejo de Seguridad fue precedida, a la vez, de una gestión realizada en conjunto por los miembros del Mercado Común Europeo, encaminada a poner fin a los combates en Beirut. La CEE apoya también, aparentemente, el esquema francés de alto el fuego. Por su parte, el secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, reconoció la «gravedad de la situación» en la ciudad, y pidió al príncipe Sadrudding Aga Khan que lleve a cabo una «misión humanitária» en la zona. El príticipe, ex comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, partió ayer desde Ginebra hacia Beirut.

Lluvia de bombas en Beirut

La emisora cristiana Voz del Líbano informó ayer que el fuego sirio persiste sin tregua. «Cohetes y bombas -dijo un locutor- llueven por doquier, y ya no queda un edificio sin sufrir daños.» Paralelamente, portavoces sirlos señalaron que han rechazado un «gran asalto de tanques de los rebeldes cristianos» en el estratégico puente de Karantina, en el área nororiental de la capital, próximo al puerto. Durante la batalla, fue incendiado por los sirios el barrio contiguo al puente. Varios cohetes y morteros han caído sobre la embajada norteamericana y en las inmediaciones de la embajada alemana. Las milicias afirman que los ataques sirios se han extendido a los pueblos situados a lo largo de la autopista de la costa y a las localidades de Biqfaya y Dour el Chwouir, en las montañas del norte de Beirut.

Se estima que en el curso de las últimas veinticuatro horas han perecido más de doscientas personas. El número de casas y apartamentos destruidos o dañados gravemente se eleva a 40.000. Beirut, la ciudad más progresista y «europea» de Oriente Próximo, está dejando de existir, aseguran los cristianos.

Según la emisora derechista, artilleros palestinos han empezado también a actuar en el sur del país, y ayer habrían bombardeado la aldea cristiana de Marjayun.

En medios oficiales nortearnericanos se sugirió anoche que Siria está «yendo demasiado lejos» en Líbano, sea a causa de las supuestas «provocaciones» de las milicias cristianas, o bien por su deseo de dar una «respuesta negativa» a los acuerdos de Camp David, entre Israel y Egipto.

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