El mejor Mbappé no evita la angustia del Real Madrid
El primer póker del francés en la Liga de Campeones y un gran partido de Vinicius no libran a los blancos de un sofoco final frente a un Olympiacos tan atrevido como endeble atrás


Ni con cuatro goles de Mbappé ni con una gran actuación de Vinicius tuvo el Madrid una noche en paz. Las crisis son así. Llegó al descanso 1-3 tras un aluvión de ocasiones y se puso 2-4 al inicio de la segunda parte. Pero tampoco pudo procurarse de esta manera una victoria tranquila. El entusiasmo de Olympiacos y la batería de centros a la que sometió a los blancos condujo a los muchachos de Xabi Alonso a un desenlace de pánico, agarrado a un madero en mitad del océano después de encajar dos cabezazos cuando el partido ya parecía resuelto.
Apretó los puños el Madrid y soltó lastre empujado por el enorme despliegue de sus estrellas. Los grandes nombres al rescate y cada uno con lo mejor de sí. Vinicius no parando de percutir y asistiendo; y Kylian con una descarga goleadora sin igual en su historia en la Champions. Por primera vez, se apuntó cuatro tantos.
La noche pasó por todas las estaciones. A los ocho minutos, el Madrid descubrió que su túnel todavía podía ser más oscuro. El portugués Chiquinho soltó un derechazo que disparó todas las angustias blancas: 1-0. “O-lym-pi-a-cos”, bramaba y braceaba la grada, repleta 45 minutos antes del inicio. El pánico se desató alrededor del equipo de Xabi, en pleno desplome futbolístico en la última semana y azotado por los líos de camerino. En la salida de balón andaban Tchouameni y Camavinga, una pareja que no invitaba al optimismo para tejer el juego, con Valverde como extremo derecho. Enfrente tenía a un equipo de José Luis Mendilibar, de eso no había dudas: agresivo, vertical y con la línea muy alta. Un plan tan entusiasta como temerario ante dos cocodrilos como Vini y Mbappé.
En unos minutos en los que el suelo se movía para el Madrid, el primero que levantó la mano fue Vinicius, significado como el gran díscolo del vestuario con el técnico. Pero el brasileño cogió el encuentro por la pechera y comenzó su acto de rebeldía. Con su empuje, el Madrid no necesitó hilvanar mucho para acosar Tzolakis. Y de un excelente pase de Vini nació el empate. El extremo conectó de maravilla con el francés, que activó su particular tornado goleador. El tanto bajó la fiebre a los blancos y confirmó que el atrevimiento del Olympiacos era el paraíso de Kylian. A la espalda de los defensas locales se abría un latifundio. El sistema defensivo del conjunto de Mendi era mantequilla líquida y el Madrid hacía lo que quería.
Mbappé se cobró todas juntas en menos de siete minutos. Llevaba tres partidos sin anotar y agradeció todo el espacio que le concedieron para apuntarse el segundo triplete más rápido de la Champions, según Mr. Chip. Tardó seis minutos y 42 segundos, 29 más que Salah en 2002 ante el Rangers.
El festival de Mbappé incluyó hasta un gol de cabeza, toda una rareza en su colección. Fue el primero con la testa desde que llegó al Madrid. El centro se lo puso, cómo no, Güler. Séptima asistencia del turco y séptima para su mejor amigo. Cada ataque de los blancos era mucho más que medio gol y el tercero llegó al instante, con un pase de Camavinga.
Después de casi 15 minutos de angustia, el Madrid soltó lastre. Y al descanso llegó con la sensación de que se había quedado corto. A Vinicius le anularon uno por fuera de juego, Tchouameni mandó un cabezazo al larguero y una vaselina de Vini se fue alta. Olympiacos andaba sonado por el campo. Pero jamás capituló. Al contrario.
El Kaabi exigió a Lunin (debutante en esta temporada, como Mendy) al borde descanso y, a la vuelta de la pausa, volvió a demostrarse que algunas reglas del fútbol se mantienen inmutables. Había perdonado el Madrid y regresó de la tumba el equipo de Mendi, que puso el 2-3 de cabeza y replicó al cuarto de Mbappé con el 3-4 con otro testarazo. De cabeza volvió Olympiacos al partido.
Salieron Ceballos y Bellingham, fuera de inicio por unas molestias. El inglés apareció en lugar de Güler, que había recuperado su posición de mediapunta. El problema del Madrid es que trató de gestionar el final demasiado pronto. Y Olympiacos, pese a su endeblez defensiva, sacó petróleo en balones colgados.
Los últimos 10 minutos, el Madrid era pura angustia achicando balones. En el 90, Xabi prescindió de Vinicius y tiró de Fran García. Y así, descontando segundo a segundo, alzó los brazos al cabo de una noche muy delicada. Valieron los cuatro goles de Mbappé.
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
|
31
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3 | 5 | 0 | 3 | 2 |
|
32
|
2 | 5 | 0 | 2 | 3 |
|
33
|
2 | 5 | 0 | 2 | 3 |
|
34
|
1 | 5 | 0 | 1 | 4 |
|
35
|
1 | 5 | 0 | 1 | 4 |
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
|
3
|
12 | 5 | 4 | 0 | 1 |
|
4
|
12 | 5 | 4 | 0 | 1 |
|
5
|
12 | 5 | 4 | 0 | 1 |
|
6
|
10 | 5 | 3 | 1 | 1 |
|
7
|
10 | 5 | 3 | 1 | 1 |
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