"No pedimos privilegios"
«-En repetidas ocasiones ha señalado el Partido Nacionalista Vasco que se están tergiversando sus reivindicaciones. ¿Qué quiere decir esto?-Sí, absolutamente. Creo que se está orquestando toda una campaña para describirnos como gente intratable, exigente, absolutamente radicalizada... Y yo digo que esto es totalmente falso. Nosotros hemos ofrecido a nuestros interlocutores del Gobierno fundamentalmente, a lo largo de los debates y sesiones en el Congreso y el Senado, una doble! alternativa en lo que ha sido la piedra de toque de todas las discusiones: el famoso reconocimiento de derechos históricos del pueblo vasco. Hemos ofrecido la vía de la concreción en cuáles podrían ser los límites en esa reintegración de derechos históricos, cuando nuestros congresistas proponían una lista de dieciséis o dieciocho competencias intransferibles del Estado que alejaban cualquier fantasma de secesionismo o de preocupación de ilimitación en nuestros planteamientos. A eso nos contestaron que no era posible, que era una indiscriminación odiosa o algo por el estilo. Y entonces nos llevaron a la vía de una fórmula genérica en la que en negociaciones ulteriores se definiría el alcance de la reintegración y entonces, cuando hemos ido por esa vía, nos han dicho que es algo indefinido que puede conducir a cualquier conclusión aberrante, y entonces nosotros hemos planteado nuevamente la necesidad de una concreción en las competencias. Hemos ido por las dos vías y se nos describe como gente cabezona que plantea una fórmula y no se sale de ella.
-¿No son los conciertos económicos que reivindica el PNV un privilegio?
-En absoluto. Además de que los privilegios pueden empezar a serlo cuando no existen los derechos y los conciertos fueron un derecho suprimido por alguien que hoy está tan poco de moda comoFranco, que los suprimió por un decreto de guerra. Lo que pasa es que todo el mundo censura de Franco aquello en lo que le perjudicaba, pero en lo que afectó al País Vasco, por un decreto de guerra, parece que nadie se decide a censurarle.»
Madrid, 3 octubre
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