El inconsciente creador, raíz del conocimiento técnico
Según Fernández Ordónez, antes de la obra de Freyssinet, el hormigón armado era un producto no mucho más evolucionado ni de más alta calidad que la masa que empleaban los romanos hace 2.000 años. Desde la obra de Freyssinet, el hormigón da: un gran salto en la línea de «la eterna conquista de la ligereza, de la sustitución de la cantidad por la calidad».¿En qué consiste esta revolución del hormigón que constituye, sin duda, un elemento base del desarrollo actual de la construcción, tanto científica como técnica y aun artísticamente?
Las construcciones en hormigón armado o metálicas están sujetas al paso del tiempo, lo que se traduce en un constante deterioro. Las construcciones de hormigón armado pronto comienzan a presentar Cisuras. ¿Por qué? Porque este material empieza a sufrir tensiones que no fueron previstas por el autor de cada proyecto u obra concreta: sobrecargas, acción de elementos naturales como la lluvia.
Al plantear una obra de construcción se sabe que va a quedar debilitada indefectiblemente por esas modificaciones o efectos sobre la misma. La idea genial de Freyssinet radica en someter previamente a ciertas tensiones la estructura de hormigón armado que va a ser utilizada. Esto se hace previendo la acción de sobrecargas o elementos naturales sobre la obra construida. Una vez realizado el pretensado, cuando se producen esas tensiones. no dañan en absoluto la obra construida, porque su acción está nivelada con el pretensado.
Podríamos decir que el pretensado prevé, en la comprensión del hormilón que se lleva a efecto, las futuras expansiones o modificaciones que van a tener lugar. Empleando un símil elemental, es evidente que una pelota de goma maciza que ha sido fuertemente comprimida está menos expuesta a fisuras que una pelota de goma sin comprimir. Mientras la acción'del exterior provocaría en la pelota de goma sin comprimir deformaciones o Cisuras, en el caso de la pelota pretensada, la deformación que daría compensada gracias a la previa comprensión. La materia pierde, entonces, fuerza, pero no modifica su forma, puesto que estaba previamente comprimida, pretensada.
El propio Freyssinet explica así su creación: Un día tuve la idea de que si bien no se podía obligar al hormigon a seguir sin rotura la defórmación del acero, se podía, al contrario, imponer al acero la defórmación del hormigón. Para ello bastaría someter el conjunto de las armaduras a una tensión total.más elevada que toda tracción ulterior, de manera que el hormigón se encontrara permanentemente comprimido».
Alto poder creador
La infancia de Freyssinet ya está marcada por un,alto poder creativo, señalado por su profunda apertura al propio inconsciente. El mismo lo describe así: «Mi paso por la escuela no ha hecho de mí un politécnico en el sentido corriente de la palabra, es decir, un hombre que cree ciegamente en las virtudes y el poder del razonamiento deductivo, y, en particular, en sus formas matemáticas. De esa fe no he podido adquirir la menor partícula. El haz de mis instintos de artesano estaba ya, a mi entrada en los cursos de matemáticas especiales, demasiado firmemente soldado para que pudiera ser mellado, incluso por la más dura herramienta para moldear cerebros que pudiera imaginarse. Sólo existen en mí dos fuentes de información: la percepción directa de los hechos y la intuición, en la que veo la expresión y el resumen de todas las experiencias acumuladas por la vida en el subconsciente de los seres , desde la primera célula. Bien entendido, es preciso que la intuición sea controlada por la experiencia. Pero cuando se halla en contradicción con el resultado de un cálculo hago revisar el cálculo, y mis colaboradores aseguran que, a fin de cuentas es siempre el cálculo el que está equi vocado».
«Quiero que se entienda bien -prosigue Freyssinet; yo no niego la grandeza ni la belleza de las matemáticas, ellas han propo rcionado a los Einstein y a los De Broglie el lenguaje con el cual han escrito la más grandiosa epopeya que los hombres hayan concebido jamás. Tampoco desconozco su utilidad práctica en nuestra profesión; yo no me he abstenido de utilizarlas en su oportunidad. Pero no debemos nunca olvidar que ellas no nos proporcionan sino medios de ca'mbiar la forma de los datos que ya poseemos, y que, por grande que sea el interés y la utilidad de esas transformaciones, no hallamos. nunca, al final de un cálculo, más que lo que hemos puesto en él al iniciarlo.»
La idea del pretensado empieza a nacer en Freyssinet ante la constatación de los problemas que se presentan en las construcciones de hormigón armado. Entre los. años 1905 y, 1914 Freyssinet trabajó en multitud de puentes para vía férrea de un metro de anchura, cuya dirección le había confiado Memier. Según Fernández Ordóñez, el más importante de ellos no se llegaría a terminar: el viaducto de Bernand. Su esbeltísima bóveda de 160 metros de luz, con sólo cuatro metros de anchura en clave, en hormigón armado, se hubiera retrasado unos meses. La mitad de la cimbra estaba terminada cuando se detuvo la obra.
Y tras la intuición, la ruptura. El mismo la describe así: «Decidí arriesgar todo lo que tenía, en cuanto a fortuna, a reputación y a fuerzas, para hacer de la idea de la tensión previa una realidad industrial.» Esta firme y arriesgada decisión le hizo abandonarlo todo a los cincuenta años para empezar a trabajar en el proyecto del pretensado, lo que supuso que se arruinase varias veces así como la pérdida de la amistad con su socio, Limousin.
Cuando había fracasado por completo en el terreno económico, le salvó algo que él mismo califica de milagroso: «Después de siete años del mas duro trabajo que puede imponerse un hombre -explica el creador del pretensado,de hormigón- me vi totalmente arruinado, no pudiendo encontrar compradores para los mejores postes del mercado. Fui salvado por un milagro: justo en aquel momento la Estación Marítima de El Havre se hundía en el Sena con una velocidad constante y sin esperanza de remedio. Propuse nredios de salvamento fundados en el empleo de mis nuevas técnicas. Tenía una posibilidad sobre diez de ganar por velocidad a la inminente catástrofe. Triunfé. sin embargo, y esie éxito valió a mis ideas una refereñcia de primer orden y amigos adictos y potentes.»
El éxito
A partir de entonces vino la expansión de su obra: el puente de Luzaney, verdadera obra maestra del pretensado, alas para planeardores en hormigón, la basílica de San Pío X, en Lourdes (una de sus poquísimas colaboraciones con arquitectos), los célebres puentes de Orly... La obra fecunda de Freyssinet ha dejado al mundo una constelación de realidades y proyectos donde la posibilidad de lo que no, se llevó a cabo queda sentada por la certeza matemática del cálculo, un cálculo, desde luego, siempre al servicio de la, creatividad y los sueños: barcos de hormigón, puente de Villenueve Sur-Lot, hangares para dirigibles en Orly, puente de Saint Pierre de Vauvray, puente de Plougstel, pistas de aterrizaje de Orly, puente número diez de Orly...
Cumplidos ochenta años, Freyssinet proyecta el puente de Saint Michel sobre el Garona. Tres años después moriría. Un mes antes de su defunción, el 12 de mayo de 1962, se despidiría de sus colaboradores con estas palabras: «Mi edad me obliga, por fin, a moderar mi actividad y a buscar condiciones más favorables para mi salud. Pero no os dejo a pesar de todo. Mientras que un destello de inteligencia y de vida subsista en mí, estaré siempre dispuesto a acogeros en mi refugio de Niza y ayudaros al máximo con mis consejos y mis sugerencias.»,
El siete de junio fallecía quien había hecho de su intuición y su pasión la fuente de sus conocimientos técnicos. En palabras de Fernández Ordóñez: «Con la osadía de un Icaro y la grandeza de un Leonardo..., Freyssinet fue el ingeniero más completo del siglo XX y el más grande constructor de la hístoria.» La razón de todo ello.la da también José Antonio Fernández Ordóñez: «Una alta pasión inspiró su genio»; el inconsciente y el impulso vital instintivo fueron los maestros de su racionalidad y su técnica.
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