Publicadas supuestas conversaciones telefónicas intervenidas por miembros de la policía.
El semanario Interviu, en el número que hoy sale a la venta, levanta un escándalo de supuestas escuchas telefónicas del que son víctimas, entre otros, el ministro de Hacienda, señor Fernández Ordóñez; el subsecretario del mismo departamento, Dionisio Martínez; el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, Carlos Ferrer; altos cargos de Ford y Enpetrol, banqueros y funcionarios de la propia Dirección General de Seguridad.
El semanario reproduce parcialmente alguna de las conversaciones contenidas en el paquete de cintas magnetofónicas que dice haber conseguido «dentro de un sobre amarillo» y con un mensaje en clave. Alguna de las víctimas de las escuchas ha reconocido la autenticidad de las conversaciones. El Ministerio del Interior, por su parte, que todavía no ha resuelto la investigación sobre las supuestas escuchas de que pudo ser víctima el señor Martín Villa, ha ordenado la apertura de otra investigación y facilitó anoche un comunicado al respecto.Como resultado de las primeras indagaciones policiales se tiene la sospecha de que podría tratarse de un bluff informativo, y lo que se presenta como grabaciones obtenidas por los servicios de escucha del aparato del Estado -en base al control telefónico de importantes personalidades- ha sido calificado en medios oficiales como un probable montaje, producto de una interferencia de las comunicaciones de radio-teléfonos instalados en automóviles. Estas sospechas, según las mismas fuentes, se ven confirmadas en las conversaciones interferidas a miembros del Cuerpo General de Policía, ya que los protagonistas han manifestado haberlas mantenido desde radio teléfonos.
Fernández Ordóñez: "La conversación es auténtica"
Por lo que respecta al ministro de Hacienda, señor Fernández Ordóñez, que al igual que el subsecretario de su departamento se mostraba anoche muy preocupado por el escándalo, es verosímil la posibilidad de que se trate de una conversación iniciada por el señor Fernández Ordóñez por el radioteléfono de su automóvil. La llamada entra por centralita y es atendida por el subsecretario desde su despacho. Dionisio Martínez ha manifestado a, EL PAÍS que la conversación fue mantenida el día 5 de este mes, a las 9.30 de la mañana. Normalmente es el ministro quien llega en primer lugar a su despacho, pero justamente esa semana era el subsecretario quien se anticipaba en la llegada.
El señor Fernández Ordóñez, que se negó a hacer comentarios -«no habló con nadie si no es en el parque del Oeste»-, reconoció, sin embargo, que la conversación que reproduce Interviu es auténtica, si bien ha sido cortada y las frases alteradas en el tiempo,
Carlos Ferrer, presidente de la CEOE, admite como «muy probable» la autenticidad de la conversación que se le atribuye con «un interlocutor no identificado, influyente e importante, tanto o más que el mismo Ferrer, en la CEOE», según palabras de Interviu. Un portavoz de la organización empresarial consideró muy probable que el interlocutor del señor. Ferrer, autor de la llamada, hablara desde el radioteléfono de su automóvil.
Por lo que respecta al estado de ánimo del presidente de la CEOE, que conoció la noticia de la publicación de su conversación por medio de una llamada de Martín Villa, el portavoz afirmó que el señor Ferrer no estaba preocupado en absoluto, «porque tiene por norma no hablar por teléfono nada que al día siguiente no pueda ser publicado en las páginas de los periódicos».
Un dato, si cabe más importante, es la fecha en que se mantuvieron las conversaciones reproducidas; en la mayor parte de los casos, si no en todos, son posteriores a la guerra de las notas entre la Asociación Profesional del Cuerpo General de Policía y la Dirección General de Seguridad, que levantó otro supuesto affaire de escuchas de las que era víctima, en esta ocasión, el propio ministro del Interior, y que, según versiones todavía sin esclarecer, fueron llevadas a cabo por funcionarios del equipo habitual de escuchas.
En medios oficiosos se comentaba a EL PAÍS que tanto en aquellas supuestas escuchas como con éstas, el objetivo que se persigue no es otro que la desestabilización del señor Martín Villa, quien está siendo presentado como in capaz de controlar un servicio de su estricto ámbito de competencias.
En el caso de la conversación del señor Fernández Ordóñez está claro que al haberse producido el día 5 de este mes es posterior al enfrentamiento entre Martín Villa y miembros de la Asociación de Policía. Justamente se produce un día después de la rueda de prensa en la que el ministro del Interior niega rotundamente la posibilidad de que las escuchas, en caso de existir, provengan de funcionarios.
La conversación del señor Caballero con el señor Bustillo, funcionarios ambos de la DGS, alude a un viaje de Martín Villa a León, que se produjo el viernes,: día 15. Otro dato que la policía valora es el que se sustraiga de la conversación reproducida el dato relativo al lugar desde donde habla el señor Bustillo, quien dice: «Bueno, vamos a ver, estoy... El coche de escolta ha tenido que viajar por una cosa del ministro a León.» Más adelante dice: «Total, que necesitamos otro coche con emisora K.»
Barredor de frecuencia
Finalmente, en fuentes cercanas a la DGS se ha afirmado a EL PAÍS que no hace mucho tiempo en una ciudad norteamericana coincidieron en una casa de ingenios tecnológicos un miembro de los cuerpos de seguridad del Estado y un periodista español para adquirir idéntico aparato: un detector de radio-frecuencia, denominado exactamente barredor de frecuencia, marca Barcat-210, de la Electra Company.
Por su parte, Interviu advierte que ha investigado exhaustivamente acerca de la procedencia de las cintas obtenidas por medio de escuchas ilegales, efectuadas por un organismo oficial, que ha considerado el peligro de que se le tendiera una trampa. «A veces -dice- se suele salir de las crisis políticas mediante una cinta diabólicamente ingeniosa. La mejor manera de demostrar que aquí no se practican escuchas ilegales podía consistir en lanzar un torpedo desviado.»
La investigación le deparó a Interviu resultados inequívocos: por ejemplo, que las conversaciones no hablan sido registradas en ninguna central de la Telefónica; que es posible la acción de un empleado desleal, pero es difícil que pase inadvertido, y que la dificultad aumenta si alguna de las conversaciones ha sido intervenida en la propia DGS. «Ahí está inequívocamente -se escribe- la charla habida entre una persona allegada a la patrulla de seguridad del ministro de Defensa y un a todas luces funcionario de la. DGS, que a mayor abundamiento se pasea la llamada por distintos teléfonos interiores».
La duración de las conversaciones grabadas es de unas dos horas, y se reproduce una parte pequeña de las mismas. La revista dice reservarse más pruebas de la existencia de escuchas sobre ciudadanos españoles, incluso de ciudadanos de a pie. Y también afirma haber recortado las conversaciones reproducidas por respeto a la intimidad de los implicados.
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